viernes, 21 de enero de 2011

La Reforma Agraria Que Nunca Tuvimos

En agosto de 1926, arribaba al país uno de los líderes de la principal cooperativa de agricultores de Canadá, Mr. Jackman. Su misión: convencer a las autoridades y a los líderes agrarios locales de la conveniencia de formar un cartel internacional del trigo. ¿Por qué la iniciativa? Allá por entonces, las cooperativas agrícolas de Canadá, Australia y la URSS advertían en el Estado a un aliado natural y estratégico, y en las corporaciones privadas de los agronegocios a su verdadero enemigo. Pero la iniciativa multiestatal fracasó. Jackman calificó de “primitiva” la situación agraria de nuestro país al basarse en el “sistema de tenencia de la tierra, con su masa de rentistas y concentración de la propiedad”, todos ellos eran “grandes obstáculos para la adopción de un pool en la Argentina”. Haberse plegado a la ambiciosa propuesta hubiese significado dar un gran paso hacia una reforma agraria en el país, una opción que ni los gobiernos de Alvear e Yrigoyen, la Federación Agraria (FAA) y mucho menos la Sociedad Rural tenían en mente. 200 años después, la Mesa de Enlace repite igual comportamiento reaccionario y le recuerda al pueblo argentino no sólo lo anacrónico y obsoleto de su ideología inmovilista y subdesarrollada, sino también su rol como barrera estructural al desarrollo ascendente y exponencial de las fuerzas productivas y la justicia social en la Argentina. La Sociedad Rural, CRA, CARBAP y la actual dirigencia de la FAA no son más que resabios de la Argentina “granero del mundo”. Resabios, sí, pero con suficiente poder de fuego al no haberse eliminado de cuajo los pilares económicos de su poderío –acrecentados desde la visita de Jackman–. En un año donde la inversión pública deberá cumplir un papel cardinal; en un año donde las presiones inflacionarias internacionales en alimentos habrán de ser espectaculares; en fin, en un año electoral cuya resolución definirá los próximos 50 o 100 años, las medidas populares estratégicas se reducen, una vez más, a la resolución de la cuestión agraria. Pero, ¿cómo seguir combatiendo la desregulación y privatización del “campo” sin reiterar los errores cometidos durante la 125? ¿Cómo quebrar el frente entre la FAA, la UATRE, buena parte de los productores y la oligarquía neoliberal? Es hora de dar el gran paso histórico y avanzar donde no se pudo o no se quiso en tiempos del IAPI. Se impone trabajar en la elaboración de una ley agraria a imagen y semejanza de esta Argentina real. Una ley superadora de la 20.573 de 1973 (sancionada bajo la gestión de H. Giberti), oportunamente respaldada por la FAA, pero aniquilada entre 1983 y 1995.

Fuente

1 comentario:

Mariano T. dijo...

El anacronismo es peligroso para el análisis racional de la economía.
En 85 años han cambiado muchas cosas. En los 50 y 60 hubo mucho cambio de propiedad. Pero lo más notable es el divorcio entre propiedad y tenencia en los últimos 15. Incluso en canadá cambiaron las cosas, y el pool canadiense ya no existe.
Hoy la contraposicón entre un pequeño número de terratenientes grandes, que alquilaban a una masa de arrendatarios pequeños no existe más.
Hoy la FAA pide cambios en los regímenes de tenencia, en limitar el tamaño de los arrendatarios.
Es un panorama que ha cambiado mucho, como el resto de las cosas, desde 1925.
Pretender analizar la realidad con descripciones de hace 85 años solo puede llevar a error.

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