viernes, 21 de enero de 2011

Las tormentas de los gurúes que jamás llegaron

Desde el inicio del gobierno de Néstor Kirchner hasta la actualidad, toda una serie de economistas se dedicó a mostrarse en los medios masivos de comunicación para disparar duros pronósticos respecto de la supuesta debilidad del “modelo”. La realidad los desmiente cotidianamente y los posiciona como operados políticos, charlatanes, patanes, imbéciles, o peor aun: agente pagados con el fin de interrumpir el crecimiento. Dijeron que la Argentina iba a entrar en default, que nunca se aceptaría en el exterior el canje de deuda, que el desempleo jamás bajaría, que el gasto social iba a hacer explotar las cuentas, que el sistema financiero iba a colapsar con el fin de las AFJP, que terminaríamos importando leche… Anunciaron todo tipo de cataclismos, recesiones, inflaciones descontroladas, disminuciones brutales de la tasa de inversión. Es decir, se ganaron el sueldo, cumplieron empeñosamente su trabajo de traidores, de gusanos inmundos, de escoria repugnante. El grueso de los “economistas ortodoxos” sigue sosteniendo que el crecimiento sostenido de los últimos siete años es una combinación entre el tan mentado "viento de cola" y una devaluación inicial que aportó el empuje productivo necesario. Pero esa teoría terminó por derrumbarse en 2009, cuando se vieron economías sólidas desintegrarse, mientras que la Argentina atravesó la crisis con soltura. Los pronosticadores liberales advertían a comienzos de 2009 que la Argentina iba camino al default, pero con el agravante de un proceso inflacionario que no se detendría, sino que los precios irían en alza mientras el PBI se derrumbaba. La realidad fue otra. Mejor dicho, la realidad fue al revés: los paises que ellos defienden a capa y espada va por ese camino, no la Argentina. El siguiente punto más criticado por esta bosta liberal es el crecimiento del gasto del Estado en las partidas sociales. "Jamás en la historia, los gobiernos gastaron tanto y con tan pocos resultados", alcanzó a decir el economista de La Rural Ernesto Ambrosetti. Parte del balance es cierto: En 2004 la inversión social apenas si pasaba los 5 puntos del PBI, mientras que 2010 cerró con un gasto superior a los 10 puntos. Pero el modelo económico no va rumbo a derrumbarse por culpa del dinero que el Estado destina a partidas sociales. El motor en el crecimiento de la economía argentina viene por el lado de la demanda, y en todo este último período la existencia del gasto social implicó mantener una dinámica de consumo que favoreció el crecimiento del Producto, así como también al despegue del Producto potencial de la economía. Algo que Europa y EEUU intenta hacer desesperadamente, sin mayores resultados…

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