sábado, 8 de octubre de 2005

La Economía Mixta

La ECONOMÍA MIXTA es el legado más valioso del siglo XX al XXI. El siglo XIX descubrió el capitalismo. El XX aprendió a manejarlo y a hacerlo más productivo creando la economía mixta. La simple idea de que estado y mercados son complementarios permitió la prosperidad sin precedentes que vivieron Estados Unidos, Europa occidental y partes del sudeste asiático durante la segunda mitad de la centuria pasada. La comprobación de que INICIATIVA PRIVADA Y ACCIÓN COLECTIVA son, ambas, necesarias para el éxito económico llegó algo tarde a los países en desarrollo. El ejemplo aparentemente exitoso de la Unión Soviética y la ideología anti-mercado de las élites nacionales que la gobernaban dieron como resultado estrategias de desarrollo FUERTEMENTE CENTRADAS EN EL ESTADO. En todo el mundo en desarrollo, el sector privado era visto con escepticismo y la iniciativa privada estaba fuertemente acotada. Esas posiciones sufrieron una transformación radical durante los años '80. El "consenso de Washington", que predicaba privatización, desregulación y liberalización del comercio, fue adoptado con entusiasmo por los políticos en América. El papel asignado al gobierno no iba más allá del de mantener la estabilidad macroeconómica y proveer educación. LA PRIORIDAD ERA REDUCIR EL ESTADO, NO HACERLO MÁS EFICIENTE. Una visión más equilibrada comenzó a aparecer durante los últimos años del siglo XX, cuando el Consenso de Washington no exhibía los resultados que había prometido. Tres acontecimientos echaron leña al fuego del descontento con la ortodoxia. Primero, el lamentable fracaso del intento ruso de privatización y reforma de estructura de precios SIN CONTAR CON UN SÓLIDO APARATO LEGAL, REGULATORIO Y POLÍTICO. Segundo, la generalizada insatisfacción con las reformas de mercado en América. El tercero y más reciente fue la crisis financiera asiática que destapó los peligros de permitir que la liberalización financiera se anteponga a una adecuada regulación. Y así entramos al siglo XXI con una mejor comprensión de la complementariedad entre estado y mercados - una mayor apreciación de las virtudes de la economía mixta. Muchos países en desarrollo tuvieron insólitas tasas de crecimiento durante el período de posguerra hasta finales de los '70. Más de 40 de ellos crecieron a tasas superiores a 2,5% per capita al año hasta el primer shock petrolero. La lista de países con este envidiable registro va mucho más allá del puñado de conocidos países asiáticos y cubre todo el globo. La mayoría de los países que tuvieron buenos resultados en este período adoptó políticas de sustitución de importaciones (ISI). Esas políticas generaron crecimiento y crearon mercados nacionales protegidos y por lo tanto rentables para las inversiones de empresarios nacionales. Contrariamente a la sabiduría convencional, el crecimiento inducido por las ISI no produjo enormes ineficiencias a escala económica. En realidad, el desempeño de la productividad en muchos países latinoamericanos y del medio oriente fue, en perspectiva comparativa, ejemplar. Durante el período 1960-73, países como Brasil, República Dominicana y Ecuador en América latina; Irán, Marruecos y Túnez en el oriente medio; Costa de Marfil y Kenia en África, todos experimentaron un crecimiento de la productividad MÁS RÁPIDO QUE CUALQUIERA DE LOS PAÍSES DEL SUDESTE ASIÁTICO. Los mismo puede decirse de México, Bolivia, Panamá, Argelia, Tanzania y Zaire. Como estrategia de industrialización, tendiente a elevar inversión interna y mejorar productividad, la sustitución de importaciones aparentemente funcionó bastante bien en gran cantidad de países hasta por lo menos mediados de la década de 1970. A pesar de sus problemas, la sustitución de importaciones como estrategia de industrialización tuvo logros más que respetables. Luego del shock petrolero de 1973, sin embargo, las cosas comenzaron a verse de manera muy diferente. La tasa media de crecimiento para todos los países en desarrollo cayó. El Oriente medio y América latina, que antes de 1973 iban a la cabeza del mundo en desarrollo en cuanto a aumento de la productividad, no sólo se rezagaron sino que en realidad tuvieron crecimiento negativo de allí en más. Sólo el sudeste asiático mantuvo su propia tasa de crecimiento, mientras que el sur de Asia mejoró su desempeño. ¿Fue esto resultado del "agotamiento" de las políticas de sustitución de importaciones?. El hecho que algunos de los más ardientes seguidores de las políticas de sustitución de importaciones en el sur de Asia (India y Pakistán en particular) lograran o bien mantener su tasa de crecimiento después de 1973 (Pakistán) o aumentarla (India) también sugiere que lo que estaba en juego era algo más que la industrialización por medio de sustitución de importaciones. La verdadera historia es simple. La causa directa del colapso económico fue la incapacidad de estados débiles para ajustar adecuadamente las políticas macroeconómicas luego de esos shocks externos. La gran lección del siglo XX es que el desarrollo exitoso requiere MERCADOS RESPALDADOS POR SÓLIDAS INSTITUCIONES PÚBLICAS. Los países en desarrollo que no tenían instituciones publicas sólidas no pudieron superar la crisis de l973. Los gobiernos con estados fuertes y bien organizados del sudeste asiático si lo hicieron. Ahí radica la explicación. El desajuste macroeconómico que produjo la crisis de 1974 provoco inflación alta, escasez de divisa extranjera, desequilibrios en los pagos externos y crisis de la deuda. Fue esto lo que hizo fracasar a la ISI. Las políticas industriales por si mismas tuvieron muy poco que ver con el advenimiento de la crisis. Y la crisis provoco profunda divisiones sociales en los países que la padecieron. Las sociedades con profundas divisiones sociales e instituciones débiles tienen una marcada tendencia al mal manejo de los shocks internacionales. En esas sociedades, los costos económicos de los sacudones exógenos, como el deterioro comercial, aumentan por los conflictos distributivos que desencadenan. Esos conflictos reducen la productividad con que se utilizan los recursos de la sociedad de diversas maneras: demorando ajustes necesarios en políticas fiscales y alejando las actividades de las esferas de la producción y de la empresa. La sustitución de importaciones funcionó bastante bien durante un período de aproximadamente dos décadas. Hizo crecer la inversión y generó un crecimiento económico sin precedentes en una cantidad de países en América latina, Oriente medio, Noráfrica y hasta en el África subsahariana. Cuando las economías de esos mismos países comenzaron a desarmarse en la segunda mitad de los '70, las razones tuvieron muy poco que ver con las políticas de sustitución de importaciones per se o con la magnitud del intervencionismo del gobierno. Los países que aguantaron la tormenta fueron aquellos en los que los gobiernos implementaron los adecuados ajustes macroeconómicos (en las áreas de política fiscal, monetaria y cambiaria) con rapidez y decisión. Fue la capacidad de los estados para manejar los conflictos sociales internos desencadenados por la turbulencia de la economía mundial durante los años '70 lo que marcó la diferencia entre crecimiento continuado y colapso económico. Los países con divisiones sociales más profundas e instituciones más débiles (particularmente en manejo de conflictos) experimentaron un catastrófico deterioro económico en respuesta a los shocks externos de los '70. La principal diferencia entre América latina y, digamos, el sudeste asiático no fue que la primera se mantuvo cerrada y aislada mientras que la segunda se integró a la economía mundial. La principal diferencia fue que a la primera le resultó mucho más difícil hacer frente al sacudón proveniente de la economía mundial. Los países que se vieron en problemas fueron lo que no pudieron manejar la apertura, no los que no están suficientemente abiertos. La experiencia con el desarrollo de la última mitad del siglo revela que los países que mejor se desempeñaron son aquellos que liberalizaron parcialmente y gradualmente. China, por supuesto, se destaca en este respecto, ya que su impresionante éxito desde 1978 se debe a una estrategia basada en un doble camino: gradualismo y experimentación. Salvo Hong Kong, que siempre fue un refugio del laissez-faire, todos los demás casos de éxito en el sudeste asiático siguieron el camino de reforma gradual. India, que funcionó bastante bien en los '90, también liberalizó sólo parcialmente. Todos esos países liberaron las energías de sus sectores privados pero lo hicieron de manera cautelosa y controlada. Comparemos estos ejemplos con las drásticas reformas implementadas en América latina y los ex países socialistas. Como estas últimas fueron tan radicales y requirieron masivos préstamos de otros países, su éxito dependía de la creación de una amplia gama de instituciones nuevas rápidamente y desde cero. Esa era una tarea titánica. Tal vez no sorprenda que la transición resulto un fracaso rotundo..
Por lo tanto, las estrategias de reforma orientadas al mercado deben reconocer no sólo que las instituciones son importantes, sino que lleva tiempo y esfuerzo alterar las instituciones existentes. Las políticas que restringen la importación de equipos de capital, suben el precio interno de bienes de capital y así reducen los niveles reales de inversión tienen que considerarse indeseables prima facie. Las exportaciones, a su vez, son importantes pues es con eso que se compran equipos importados. Pero es igualmente cierto que ningún país se ha desarrollado simplemente abriendo sus fronteras al comercio y a la inversión internacionales. El truco en los casos exitosos estuvo en COMBINAR LAS OPORTUNIDADES OFRECIDAS POR LOS MERCADOS MUNDIALES CON UNA ESTRATEGIA DE INVERSIÓN INTERNA para estimular los instintos animales de los emprendedores locales. Casi todos los casos notables implican una apertura parcial y gradual a las importaciones y la inversión externa. No existen casos , en el mundo, que demuestren que la liberalización del comercio esté sistemáticamente asociada a las altas tasas de crecimiento. Todos los países avanzados de la actualidad lograron su crecimiento DETRÁS DE BARRERAS ARANCELARIAS, Y SÓLO DESPUÉS REDUJERON LA PROTECCIÓN. Solo estados fuertes, bien organizados y eficientes son capaces de estar permanentemente protegiendo y liberando en los momentos adecuados.

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