jueves, 11 de noviembre de 2010

A los “paises serios” les importa un pito la inflación…

El seguimiento de la velocidad con la cual evolucionan los precios para determinar si expandir o contraer la cantidad nominal de dinero está cayendo en desuso. Los objetivos de los bancos centrales del mundo han sido sobrepasados por la necesidad de mantener los niveles de empleo y la demanda agregada frente a una economía que se recupera con lentitud. Estados Unidos y Japón se colocan a la vanguardia de este proceso al tomar el tipo de cambio y el nivel de actividad como objetivos de sus Bancos Centrales. Lejos ha quedado la rigidez de especificar una inflación objetivo y delinear la política monetaria en consecuencia. La realidad se ha encargado de limitar esta lógica al verificarse que frente a tasas de interés muy cercanas a 0 los precios no presentan presiones inflacionarias. Debajo de 0 no se puede ir y, consecuentemente, el recurso se agota, es necesario explorar otras herramientas. Japón decidió frenar lo que consideró una “sobreapreciación” de su moneda comprando dólares y vendiendo yenes, intentando proteger su industria de exportación. Bernanke esta dispuesto financiar gasto público mediante la compra de bonos del tesoro. La inflación no importa a ese país cuando la tasa de desempleo se acerca al 10%. La señal es clara.
Si tomamos a la zona euro como referencia, la realidad es que sus principales exponentes, Francia y Alemania, nunca se apegaron a un sistema de metas de precios explícitas sino que más bien mantienen un monitoreo de estas variables puertas adentro. El Banco Central europeo no operó nunca bajo un sistema de “inflation targeting”. La situación es diferente para los restantes países del G-7, Canadá, Australia y Reino Unido, ya que allí si se respetaron las reglas en torno a cantidad de dinero y tasas de interés de referencia. El sistema de metas de inflación se sigue aplicando, habiéndose destacado el alza de las tasas de interés en las ex-colonias británicas cuando aparecieron presiones inflacionarias y el relajamiento monetario cuando la crisis forzó la recesión. Este apego a la ortodoxia tiene consecuencias negativas. El alza de las tasas de interés atrae capitales especulativos a estas economías forzando la “sobreapreciación” de la moneda y el auge financiero sin respaldo productivo. Dentro de los emergentes no se han verificados reglas monetarias rígidas y explícitas, a excepción de Brasil. China, India y Rusia no poseen “inflation targeting” y actúan más a favor de objetivos de actividad y tipo de cambio. China ha sido acusada en repetidas ocasiones de manipular “artificialmente” su moneda provocándole un perjuicio a sus competidores en el mercado internacional, su inflación es mucho más elevada que lo que un sistema de metas de inflación permitiría.

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