domingo, 28 de noviembre de 2010

Las reformas de Deng Xiaoping

Desde el punto de vista teórico Deng puntualizó uno de los conceptos claves de la reforma: “Más que el valor o el volumen de la producción lo que nos debe preocupar son los resultados económicos”, una clara opción por el concepto de valor agregado en vez del valor bruto de la producción que era el indicador básico en la economía soviética. Deng mostró una gran preocupación por la escasez de cuadros y propuso realizar concursos para la contratación de personal profesional, dar una mayor importancia a la ciencia y a la técnica, estimulando a las “personas de valía”. Reclamó mayor atención a la capacitación de obreros y empleados y a elevar verticalmente la matrícula de la educación universitaria. Hay que resolver, enfatizó, el déficit de intelectuales y mejorar sus condiciones de vida. El personal científico y técnico debe trabajar en funciones correspondientes a sus conocimientos. En 1983 introduce uno de sus más discutidos aforismos, “dejar que una parte de la gente se enriquezca antes que el resto”, al que agregó más tarde “y una regiones antes que otras”. Se le atribuye también la frase “enriquecerse es glorioso”. El enriquecimiento es legítimo, afirma Deng, si es como producto del trabajo laborioso, siempre que contribuya al fortalecimiento del país y al mejoramiento general del nivel de vida. Advirtió que “si la distribución se hiciera a la manera capitalista, solamente vivirían en la opulencia unos cuantos, mientras más del 90% de la población seguiría vegetando en la miseria”. Deng defiende la apertura comercial al exterior y los intercambios culturales, pero, a la vez, exige “no dejar entrar lo extranjero a ciegas, sin planificación ni selección.” Tambien dice: "Debemos aprender de los países capitalistas desarrollados todo lo que tienen de avanzado en las ciencias, tecnologías, métodos de administración y gestión económicas, todo lo provechoso en conocimientos y cultura". Lo que hoy se denomina oficialmente en China “la teoría de Deng Xiaoping” tiene como antecedente a Lenin, el fundador de la economía política del socialismo. Particularmente las tesis leninistas del período de la Nueva Política Económica que Deng conoció en su aplicación práctica durante su permanencia en Moscú. Muchos han visto con razón, en la NEP, una anticipación de las ideas de reforma y apertura de Deng. Es inevitable la comparación entre la perestroika de Gorbachov y las reformas de Deng. Para algunos la diferencia estuvo en el estilo "shock" de los rusos y la "gradualidad" de los chinos. Mientras la perestroika fracasaba y el régimen de Yeltsin promovía el derrumbe del socialismo, la apertura a un capitalismo caótico y corrupto, las reformas de Deng superaron las crisis del socialismo burocrático, abrieron un espacio a un capitalismo controlado, y mejoraron las condiciones de vida del pueblo. En 1979 afirmó que dentro del país podía existir “una economía de mercado bajo el socialismo”, cuestión que en ese tiempo, y aún hoy, algunos consideran como una herejía o un imposible. En 1984, Deng planteó que China podía construir una economía mercantil planificada, sobre la base de la propiedad pública. Lenin durante la NEP había argumentado que la utilización de formas mercantiles eran inevitables para superar el atraso y la miseria de Rusia. Por su parte Deng apostó a la posibilidad téorica y práctica de proseguir la construcción de una sociedad socialista con las características de China, mediante la participación de un sector capitalista privado, incluido el capital extranjero y las multinacionales, pero bajo la dirección independiente y el control político del estado como condición esencial, mediante la regulación y el control de los mercados, para superar y corregir sus conocidas falencias. Todo lo ocurrido en China después de 1997 ya no tiene relación directa con la gestión personal del líder fallecido. Pero las teorías de Deng Xiaoping siguen marcando el rumbo del estado chino. Ahora es posible concluir que los éxitos han sido innegables. Durante las últimas tres décadas son indiscutibles los avances logrados en el crecimiento y modernización de su economía, el fortalecimiento del estado y el mejoramiento general de las condiciones de vida de muchos millones de seres humanos. Los éxitos del socialismo de mercado chino, pese a sus falencias y resultados desiguales, ameritan el estudio de la obra innovadora de este gran estadista chino, dejando de lado prejuicios y apologías. La vertiginosa modernización socialista de China no sólo concierne a Asia, sino que genera impactos en todos los continentes. Por sus dimensiones es ya uno de los cambios planetarios más importantes de esta época.

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