domingo, 28 de noviembre de 2010

La caida del dominó europeo

No sólo los países de la periferia europea como Grecia e Irlanda atraviesan dificultades por la crisis de la deuda. A medida que la pandemia se extiende y la insolvencia en que han quedado los países por rescatar al sistema financiero queda demostrada, se intensifica la presión de los tenedores de bonos de deuda soberana que juegan a sus dobles apuestas. Es esta presión de los tenedores de bonos de deuda soberana la que ha obligado en los últimos meses a comerse sus palabras a varias autoridades. Porque Elena Salgado, al igual que Yorgos Papandreu, al igual que Brian Cowen, y al igual que Jose Sócrates, ha respondido “Absolutamente No” ante la pregunta de si España necesitará un rescate. La misma respuesta que dieron anteriormente sus colegas de Grecia, Irlanda y Portugal: “Absolutamente No”. Pero los hechos dijeron otra cosa. ¿Qué es lo que ha llevado a las autoridades a desconocer tan cabalmente el terreno que pisan? Pues nada menos que los swaps de incumplimiento crediticio. Desde el año 2007, y a sugerencia del Banco Internacional de Pagos, todos los Bancos Centrales del mundo se rigen por las tasas de los CDS. Mucha gente supone que los banqueros centrales se guían por la tasa Libor o alguna tasa de referencia estable dentro del sistema. Nada de eso. Como devotos del fundamentalismo de mercado, se dejan guiar por la tasa de interés que mejor representa al mercado, y ésta es la de los CDS. Toda persona razonable lo haría según la tasa de la Fed o el BCE. Pero no, los banqueros centrales, justo antes de la crisis, adoptaron la tasa más caprichosa, una tasa que se amplifica con las turbulencias para generar ganancias a los especuladores y hundir a los países. Francia, Alemania e Italia tienen deudas que triplican la de España: mientras la de España duplica la de Grecia y cuadruplica la de Irlanda y Portugal. Grecia se verá obligada a reestructurar su deuda, dado que los planes de austeridad han significado un colapso aún mayor para su economía al desincentivar la inversión y provocar la fuga de capitales. Es el destino que le espera a todos los países europeos que han adoptado draconianos planes de ajuste por defender al sistema financiero. El problema mayor es que la caida no se ha evitado sino simplemente se ha postergado. Y Grecia no será el único moroso: pronto se le unirán España, Portugal, Bélgica, Italia, el Reino Unido y gran parte de la Europa del Este. Ninguno de estos países tiene opciones de crecer por haber rescatado al sistema financiero. La pesadilla europea recién comienza. Los países que han sido rescatados, como Grecia e Irlanda, son aun demasiado pequeños para hacer un daño mayor. Por eso se piensa que la caida de España puede ser la del primer país grande de Europa, y al que seguirían rapidamente Francia y Alemania. Y Estados Unidos no es diferente. Su esquema ponzi ha comenzado a colapsar y la debilidad de su economía se hace cada día más evidente. El euro y el dólar han iniciado un intenso proceso devaluatorio. Como consecuencia, hay que advertir que vienen varios años de "ajuste económico" y de "reestructuración del sistema". En este período los bancos apalerán a todas las artimañas para reconstruir sus bases de capital con la ayuda involuntaria de la gente. Liberales, cuando el mundo esté en llamas, saquen sus liras como Nerón ante Roma destruida y canten: “¡Que grandes artistas que somos!”.

Fuente: Marco Antonio Moreno, El Blog Salmón

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