viernes, 19 de noviembre de 2010

Japón cuesta abajo

Es difícil recordar ahora que en los años 80 Japón contaba con la economía más admirada del mundo. Alcanzaría, pensaba todo el mundo, el más alto estándar de vida y sería pionera de las más ingeniosas tecnologías. Los problemas económicos de Japón se originaron en las enormes "burbujas" de bienes. De 1985 a 1989, el mercado de valores de Japón se triplicó. Los precios de la tierra, en las ciudades principales, se triplicaron para 1991. La caída fue brutal. Para fines de 1992, las acciones cayeron un 57 por ciento desde su nivel de 1989. Los precios de la tierra cayeron en 1992 y declinaron después de eso constantemente; ahora están a niveles previos a los años 80. La riqueza se redujo. Los bancos -tras haber otorgado préstamos utilizando como garantía valores inmobiliarios inflados- se debilitaron. Algunos se volvieron insolventes. La economía anduvo a los saltos. Creció alrededor de un 1,5 por ciento anualmente en los años 90, mientras que en los 80 lo había hecho a un 4,4 por ciento. La deuda bruta del gobierno se elevó hasta representar, de un 63 por ciento de la economía (producto bruto interno) en 1991, a un 101 por ciento del PBI para 1997. Ahora representa alrededor del 200 por ciento. El Banco de Japón (su Reserva Federal) recortó las tasas de interés a cero en 1999; una política que, con algunas interrupciones leves, continúa. La deflación no explica el estancamiento económico persistente. Los precios para el consumidor en Japón han declinado en nueve de los últimos 20 años; el declive anual promedio fue seis décimos de un uno por ciento. Si los japoneses estuvieran postergando sus gastos, la tasa del ahorro familiar se hubiera elevado; en cambio, cayó de un 15,1 por ciento de los ingresos disponibles en 1991 a un 2,3 por ciento en 2008. El opaco desempeño de Japón tiene dos causas principales. Una es la "economía dual": un sector exportador sumamente eficiente (los Toyotas y Toshibas) contrarrestado por un sector interno menos dinámico. Hasta los años 80, Japón dependía de un crecimiento impulsado por las exportaciones que creó puestos de trabajo e inversiones. El yen subvaluado fue un factor fundamental. El 20 por ciento de la economía arrastraba al otro 80 por ciento. Cuando Japon estaba floreciente ocupó la posicion que hoy tiene China. Entonces los yanquis empezaron a hecharle la culpa a Japon de su eterno déficit (tal como hacen hoy con China) y como despues de los bombazos de Hirohima y Nagasaki los "pongas" son como perritos falderos que mueven la cola cuando reciben órdenes, cuando le exigieron la apreciación del yen a mediados de los años 80 -que encareció las exportaciones japonesas condenando esta estrategia económica- Japón obedeció. Asi el ex-Imperio del Sol Naciente se inmoló cumpliendo la orden de su amo, pero en vano, el déficit yanqui siguió creciendo a un ritmo galopante hasta el dia de hoy, tomando la posta la China de Deng Xiaoping. Desde entonces, Japón ha buscado un sustituto en vano. El crédito barato (que alimentó las "burbujas" originales) y muchas "reformas" no han sido suficientes. El sector interno de Japón sigue artrítico. Japón tiene una de las tasas más bajas de creación de empresas de los principales países industriales. Los mejores años recientes de Japón en crecimiento económico (2003-2007) tuvieron lugar cuando un yen más débil reactivó las exportaciones. La segunda causa es una población que envejece y declina, lo que reduce los gastos internos. El pobre desempeño de la economía desalienta aún más la formación de familias. Debido a los jornales bajos y a los puestos de trabajo inseguros, los hijos parecen demasiado costosos. La economía de Japón está atrapada: el elevado yen penaliza las exportaciones; la baja tasa de nacimientos y las empresas escleróticas dañan el crecimiento interno.

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