sábado, 24 de enero de 2009

La trampa de la liquidez

La crisis global ha obligado a todos los gobiernos a bajar estrepitosamente el precio del dinero hasta situarlo, en el caso de Estados Unidos, entre el 0% y el 0,25%.La Fed está regando de dólares, desde un helicóptero, a todos aquellos sectores que lo necesitan. Siguiendo así aquel consejo de Friedman de que si las bajadas de tipos de interés no funcionaban, para reactivar la economía habría que inundar el mercado de billetes. ¿Cómo?. Dando crédito a los bancos a tipo 0% . Concediendo créditos a las empresas. Comprando títulos en el mercado a través de terceros. Y esto se esta haciendo pero el dinero sigue sin llegar a la gente. ¿Por qué?. Porque los bancos reciben esa liquidez de la Reserva Federal y, en vez de utilizarla para dar crédito, la dedican a aumentar sus reservas bancarias. Esto es lo que Keynes llamaba la trampa de la liquidez. Por más dinero que se inyecte a los bancos estos no darán créditos y por más que se bajen los tipos de interés para que la gente consuma y los empresarios inviertan todos prefieren guardar esa liquidez antes que gastarla. En este caso reactivar la economía a través de la creación de dinero no funciona. Keynes sostenía que en condiciones de depresión, cuando los tipos de interés son muy bajos, los cambios en la oferta monetaria tienen pocas consecuencias sobre la economía. La lógica era la siguiente: cuando los tipos de interés son del 4% o del 5%, nadie quiere que su dinero quede ocioso. Pero cuando el tipo de interés de las letras del Tesoro es muy bajo, hay muy poco incentivo para asumir el riesgo de poner el dinero a trabajar. El banco central podría tratar de estimular la economía acuñando grandes cantidades de moneda adicional; pero si el tipo de interés es ya muy bajo, es probable que el efectivo adicional languidezca en las cámaras acorazadas de los bancos o debajo de los colchones. En consecuencia, Keynes sostenía que la política monetaria de un cambio en la oferta de dinero circulante para gestionar la economía, sería ineficaz. Y por eso, él y sus seguidores creían que hacía falta una política presupuestaria -en especial un aumento del gasto público- para sacar a los países de la depresión. Ahora ¿qué pasaría si el aumento del gasto publico se hace sobre un déficit publico ya existente de proporciones monstruosas como el que existe hoy en Norteamérica?. Esta situación no la analizó Keynes, ni al parecer ningún otro hasta la fecha. La realidad presenta situaciones nuevas para las cuales no hay ningún manual escrito al que consultar.

1 comentario:

Javier dijo...

Es sólo de forma, pero es con Z, liquidez.

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