sábado, 24 de enero de 2009

La burbuja de la deuda pública norteamericana

En pocos meses el dólar se derrumbará y un escenario hiperinflacionista hará quebrar a los EEUU. Es decir, lo peor de la crisis aún está por llegar. El incremento del gasto público hasta niveles récord, tal y como refleja el actual déficit presupuestario de EEUU, y la creciente emisión de dinero por parte de la FED causará un histórico incremento de impuestos, vía deuda pública. La reciente bajada de tipos en EEUU, hasta un interés próximo al 0%, y la decisión de la Fed de comprar deuda pública al Gobierno mediante la emisión de nuevos billetes provocará una elevada inflación a corto plazo. Las promesas económicas de Obama incrementarán aún más la deuda y el déficit estadounidense, provocando una venta masiva de bonos. Para evitar el colapso de la deuda pública, la Fed se verá obligada a adquirir gran parte de estos activos. Sin embargo, el único modo que tiene la Fed para comprar bonos es imprimiendo dinero sin respaldo alguno, ya que esta institución está en quiebra. Esta nueva emisión de billetes generará la inflación. La llegada de una espiral inflacionista hundirá aún más el precio de los bonos. La Fed tendrá así un nuevo incentivo para incrementar la adquisición de deuda en un desesperado intento por evitar el derrumbe de las letras del Tesoro. Como resultado, la Fed comprará todos los bonos del Tesoro. De hecho, para evitar un aumento de los tipos de interés, la Reserva Federal tendrá que comprar "todo tipo de deuda"(empresarial, municipal, etc). En ese momento, la inflación se terminará convirtiendo en “hiperinflación”. El dolar moneda carecerá de valor y la economía norteamericana se arruinará. Para evitar esta “pesadilla”, la Fed deberá “salir del mercado de bonos antes de que sea demasiado tarde” y dejar que los precios caigan hasta que empiecen a ser atractivos para los inversores. Para ello, el rendimiento de los bonos del Tesoro tendría que alcanzar los “dos dígitos”. En la actualidad, la rentabilidad de la deuda pública roza mínimos históricos, muy próximos al 0%, ante la gran demanda de los últimos meses. Y es que, hasta el momento, la deuda está sirviendo como valor refugio ante las pérdidas bursátiles y bancarias. Sin embargo, el “estallido” de la “burbuja” de la deuda pública tendrá las consecuencias más temidas: elevada inflación y tipos de interés mucho más altos. El aumento del coste crediticio disparará las quiebras y la morosidad a todos los niveles y encarecerá, en gran medida, la financiación del propio Gobierno. En este momento, el propio Estado necesitará ser rescatado. El rescate de todos los rescates dependerá entonces de los contribuyentes y de los acreedores extranjeros. El problema es que si no están dispuestos a comprar deuda pública, la única opción será el impago (default) de la misma. En ese momento, EEUU entrará en quiebra.


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