jueves, 24 de enero de 2008

Estados Unidos está en venta

¡Y a precios de liquidación!. Por eso inversores de todo el mundo compran activos en EE.UU. En 2007, los saudíes adquirieron una planta plástica en Massachusetts. Un francés abrió una fábrica de partes en Michigan, creando 190 empleos en un estado que perdió miles. Una firma británica produce hoy jarabe para la tos en Nuevo Jersey. La siderúrgica alemana Thyseen-Krupp abrió negociaciones en noviembre para comprar por US$ 3.700 millones una planta de acero inoxidable en Alabama. Con crédito difícil, desempleo en alza, dólar barato y temores sobre recesión o estanflación, empresarios y banqueros yanquis salen en pos de fondos extranjeros para mantener economía y finanzas en operaciones. Por supuesto, la afluencia de dinero proveniente de fondos soberanos (propiedad de gobiernos autoritarios y monarquías de media Asia) inquieta los legisladores. En esta fase de turbulencias financieras y bursátiles, los beneficiarios más visibles de esas colocaciones son bancas como Citigroup, JP Morgan Chase, Merril Lynch o Morgan Stanley. Este grupo salió en pos de aportes para cubrir calamitosas especulaciones hipotecaria o compras apalancadas que se desfinanciaron. Por debajo, empero, hay cambios más profundos, asociados a capitales extranjeros que tomaron participaciones en bienes raíces, siderurgia, minería, energía, combustibles, servicios y bienes de consumo o uso final. Sin duda, el sector privado norteamericano –cuyos bancos son renuentes a prestar- está ávido de efectivo. Poco importa de dónde salga. Por otra parte, la crisis hipotecaria es apenas un preludio de cosas más graves. Asi como los ingresos de deudores potenciales se subestimaron en materia de créditos inmobiliarios, lo mismo ha sucedido en segmentos financieros minoristas. De manera que el crédito al consumo será la próxima víctima de prestamistas irresponsables. Una sorpresiva baja de 0,4% en las ventas minoristas de la reciente temporada denota que ya hay usuarios y consumidores en problemas. Eso los obligó a reducir gastos –en particular, vía tarjetas- en una época cuando la gente suele comprar más. Ese ajuste de cinturones recuerda a varios expertos el inicio de la crisis hipotecaria. Dos gigantes del dinero plástico, American Express y Capital One, revelaron que esperan utilidades en baja. ¿Causas? Pérdidas originadas en el financiamiento del consumo por el enfriamiento económico. Asi que en yanquilandia, todo mal...

Fuente: Mercado

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