domingo, 21 de enero de 2007

¿Por qué se pelean el campo y el gobierno?

Las retenciones apuntan al abastecimiento de la población, mientras los grandes productores piensan en el exterior.

Por eso el Gobierno nacional mantiene una fuerte disputa con los grandes productores agropecuarios buscando contener la inflación.

El punto en cuestión es el precio de las materias primas, el consumo interno y las exportaciones. Por eso, la ministra de Economía Felisa Miceli había anunciado que implementará subsidios por unos 500 millones de dólares anuales a los principales productos de consumo interno, que surgirán de un aumento de cuatro puntos en las retenciones a la soja (400 millones) y de un aporte del Estado nacional (100 millones).

De esta manera, Kirchner pone énfasis en el abastecimiento nacional, ya que apunta a preservar los salarios.

Los productos alcanzados por la medida son los derivados del trigo, la soja y oleaginosas, esto pretende evitar que las alzas en los precios internacionales afecten el bolsillo de los argentinos.

Pero la intervención del Estado, cuestionada por la dirigencia neoliberal, recibió el rechazo de las entidades rurales más poderosas, que denuncian la pérdida de importantes cifras, por la retención de parte de las ventas en dólares o euros.

¿Cómo lucha el Gobierno contra la inflación?

Sube las retenciones a la soja para frenar los precios.

Crea un fondo de US$ 500 millones para subsidiar el consumo de pan, pollo y carne vacuna.

Aumenta en 4 puntos porcentuales las retenciones que se aplican a las exportaciones de la soja con el fin de integrar un fondo por un total de US$ 500 millones.

Con ese dinero, el objetivo es subsidiar el consumo interno de productos derivados del trigo, el maíz y el girasol, y frenar el aumento de los precios del pan, los fideos, el pollo (alimentado básicamente con maíz), la carne vacuna (en particular, por los animales que se engordan con granos) y la leche, a raíz del incremento de los precios internacionales de los granos.
Con esta medida las retenciones a las exportaciones del grano de soja pasarán del 23 % al 27 %, en tanto que los derivados de ese cultivo, su aceite y harina, aumentarán del 20 al 24 por ciento. Hoy el Gobierno obtiene US$ 3.000 millones (casi US$ 2.000 millones en soja) por los impuestos a las exportaciones del campo.


¿Cómo funcionará el sistema?

Por ejemplo, los molinos harineros comprarán el trigo a su valor de mercado y la diferencia para que no aumenten el pan, los fideos, y la harina les será subsidiada por este mecanismo para que no haya ninguna modificación de los precios de estos bienes básicos de la canasta alimentaria. Cada molino recibirá el subsidio en función de sus compras para la producción destinada al mercado interno.

Con el fondo, que se nutrirá con US$ 400 millones de retenciones a la soja más US$ 100 millones que aportará el Tesoro Nacional, el Gobierno buscará, además, lograr que los productores puedan acceder al precio lleno para su trigo. Por los controles oficiales hoy los compradores no pueden pagar más de $ 370 la tonelada del cereal, cuando en el mundo cotiza más y la capacidad real de pago hoy rondaría los $ 430. Con el nuevo fondo, que administrará la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca), otorgando por ejemplo un subsidio a los molinos, la demanda debería pagar el precio real.

El campo se prepara para una cosecha récord

Crecerán las exportaciones tanto por precio como por cantidad. El sector tendría ingresos adicionales por 4.000 millones de dólares.

La Secretaría de Agricultura calcula que la producción agrícola de la Argentina se ubicará esta temporada muy cerca de las 90 millones de toneladas. Está claro, a esta altura, que el campo obtendrá un nuevo récord que lo colocará muy cerca de su objetivo público número uno: las 100 millones de toneladas. Al campo -esta vez sí- le faltarán diez para el peso.

Semejante volumen de granos será mayor en casi 14% al de la cosecha previa, superará en 6% el anterior récord de la campaña 2004/05, y prácticamente duplicará el registro de diez años atrás, cuando el país producía 45 millones de toneladas.

Hay una segunda cuestión, quizás más importante: el valor de esa cosecha. Y es que en los últimos meses, el mercado internacional de granos viene mostrando síntomas de un recalentamiento semejante al que se registró una década atrás, con el pico histórico de precios sucedido entre 1996 y 1997. Algunos expertos se animan a predecir que hay condimentos como para que los cereales repitan ese movimiento, aunque suena apresurado. Por lo pronto, respecto de un año atrás, la soja y el girasol muestran alzas cercanas al 15%, el trigo sube cerca del 25% y la estrella es el maíz, que ha trepado un 50% en unos pocos meses.

La combinación de una cosecha récord con precios considerados excelentes da pie a un segundo pronóstico por parte de la Secretaría de Agricultura: que el sector agroalimentario podrá exportar este año como nunca antes, aportando la friolera de 24.671 millones de dólares, con un salto del 24.1% con respecto a 2006. Los granos y sus subproductos harán un gran aporte de divisas, con más de 16.300 millones. Pero a este segundo logro colaborará también el amplio abanico de productos que salen del campo y que, en el común de los casos, también viven tiempos de bonanza. Incluída la carne vacuna, que tras los traspiés del año pasado volverá a exportarse con ganas: Agricultura estima que se embarcarán unas 650.000 toneladas, por 1.397 millones de dólares. Sería otro récord.

El pico de precios agrícolas de una década atrás encontró a la economía argentina encorsetada por la convertibilidad y aún así, según diversos economistas, permitió retrasar un par de años el inicio de la fuerte recesión de 1998, que luego condujo a la crisis de 2001. Hoy, en cambio, el Gobierno mantiene el alto tipo de cambio y la cosecha doblará a la de aquellos años. El contexto resulta óptimo: el doble de negocios y a tres pesos por dólar.

Existe además la sospecha de que a diferencia del ciclo 1996/97, en la que los precios se dispararon por una pésima cosecha internacional que dejó tecleando la relación entre stock/consumo, ahora hay motivaciones más estructurales que fundamentan esta escalada de los commodities agrícolas.

Por caso, una de las causas que dieron origen a la disparada del maíz ha sido la fuerte demanda que existe en los Estados Unidos de ese cultivo para la producción de etanol, el sustituto vegetal de las naftas, y que ha superado por primera vez en 2006 los volúmenes disponibles en ese país para la exportación.

Algo parecido, aunque de manera menos explosiva, sucede en Europa con el biodiesel, elaborado a base de los aceites de soja o colza. En el caso del poroto que ocupa más de la mitad del área sembrada en la Argentina, un factor estructural sigue siendo la sostenida demanda desde China.

La Unión Europea, en tanto, sigue desmantelando gradualmente su arsenal de subsidios, en especial aquellos que diez años atrás alteraban los mercados de exportación. Tampoco cuenta ya el bloque con sus dañinos stocks de carne. En paralelo, hay una serie de países que están logrando pingües ganancias de su explotación petrolera, y que ahora han decidido que llegó el momento de comer bien con proteínas animales. Argelia y Venezuela son actualmente los principales compradores de los lácteos argentinos; Rusia lo es de carne.

Por estos tiempos todo parece diseñado a la medida de la Argentina, cuyo histórico rasgo distintivo ha sido siempre el tener elevados excedentes exportables de alimentos. Para atender su consumo, de su cosecha de granos no tiene necesidad de tomar más que apenas un 15/20%; de la producción de carne y leche sobran cerca de una quinta parte. Puntos más o menos, lo mismo sucede con el conjunto de las economías regionales.

Pelea en el Paraíso

Pese al promisorio escenario que delatan todos estos indicadores, pocas veces en la historia de la Argentina se han visto niveles de tensión entre las autoridades y el sector agropecuario como los que se registran en la actualidad.

Frente a estos números, y a los ojos del observador circunstancial, no cabe explicación posible para tal grado de belicosidad, que se expresó con contundencia durante el paro de nueve días que, a fines de 2006, protagonizaron tres de las cuatro gremiales del campo, con un alto acatamiento por parte de los productores.

Los tambores de guerra podrían volver a sonar antes de que pasen los calores de este verano, ya que el Gobierno acaba de definir una suba de las retenciones a la soja, que eleva de 23,5 a 27,5% la porción del negocio de la que se apropia el Estado en el caso del poroto (en aceites y subproductos, el derecho de exportación pasó de 20 a 24%).

El objetivo de dicha medida es compartido, al menos en los discursos, por todos los actores de esta pelea: generar un fondo cercano a los 500 millones de dólares para subsidiar a los sectores alimenticios que atienden el mercado doméstico, y evitar que el alza internacional de los granos llegue también a los mostradores, genere inflación y afecte al consumidor. El problema es quién pone la plata.

La del campo y el gobierno es, en definitiva, una pelea por ver cómo se distribuye la alta rentabilidad de la actividad agropecuaria, en especial la que está por venir en este contexto de altos precios de los granos y cosecha récord.



2 comentarios:

Mariano T. dijo...

Tenés razón, el problema es de dónde salen los fondos.
Con el aumento de producción y el aumento de precios, son la alícuota anterior se habrían recaudado entre 600 y 1000 millones de dólares extra.
Por lo tanto el gobierno podría haber tomado dinero de allí para hacer el fondo. Cuando los precios bajen, bajará la reacudación extra, pero también najará la necesidad de hacer un fomndo para subsidiar el consumo interno, ya que los precios se realinearán a la situación de mediados del 2006.
Lo curioso es que en ningún país del mundo se consideró inflación a la subida de los precios, solo un reacomodamiento.
En Mexico, que es importador neto, han tenido que bajar los aranceles de importación, para disnminuir la protección efectiva de sus agricultores, dada la importancia del maíz en la alimentación popular.

Wra5 dijo...

Quisiera saber cual es el analisis de los reclamos salariales en argentina y la reticencia a darlos por parte de empresa que se estan beneficiando del momento economico ya sea por turismo o exportaciónes gracias
desde ya muy bueno tu blogs hace meses que agreque tu lilk al mio saludos

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