Finlandia, uno de los países más desarrollados del mundo, empezó exportando madera, luego pasó a producir y exportar muebles, más tarde se especializó en el diseño de muebles, y finalmente pasó a concentrarse en el diseño de tecnología, que era mucho más rentable. El ejemplo más conocido de este proceso es la compañía Nokia, una de las mayores empresas de telefonía celular del mundo. Nokia comenzó en 1865 como una empresa maderera, fundada por un ingeniero en minas en el sudeste de Finlandia. A mediados del siglo XX ya diseñaba muebles, y empezó a usar su creatividad para todo tipo de diseños industriales. En 1967 se fusionó con una empresa finlandesa de neumáticos y otra de cables, para crear un conglomerado de telecomunicaciones que hoy se conoce como Nokia Corporation y que tiene 51.000 empleados y ventas anuales de 42.000 millones de dólares. Es el equivalente a cinco veces el PBI anual de Bolivia, y más del de Ecuador.
Algo parecido sucedió con la multinacional Wipro Ltd., de la India, que empezó vendiendo aceite de cocina, y hoy es una de las empresas de software más grandes del mundo. El empresario Azim Premji -conocido como el Bill Gates de la India- llegó a ser el hombre más rico de su país, y el número 38 en la lista de los más ricos del mundo de la revista Forbes, transformando radicalmente su empresa familiar. Estaba estudiando ingeniería en la Universidad de Stanford, EEUU, cuando murió su padre en 1966 y tuvo que regresar a su país a los 21 años para hacerse cargo de la empresa familiar, Western India Vegetable Products Ltd. (Wipro). La compañía estaba valuada entonces en 2 millones de dólares, y vendía aceites de cocina en supermercados. Premji inmediatamente comenzó a diversificarse, empezando por producir jabones de tocador.
En 1977, aprovechando el vacío creado por la expulsión de IBM del país, empezó a fabricar computadoras. El negocio fue prosperando, y la compañía comenzó a producir software hasta crearse una reputación de empresa innovadora, con gente creativa. Hoy, Wipro Ltd. tiene ingresos anuales de 1.900 millones de dólares por año, de los cuales el 85% proviene de su división de software, y el resto de sus departamentos de computadoras, de lámparas eléctricas, de equipos de diagnóstico médico y -aunque parezca un dato sentimental- de jabones de tocador y de aceites de cocina. La empresa ha triplicado su número de empleados desde 2002, a 42.000 personas, y su sede de la ciudad de Bangalore está contratando un promedio de 24 personas por día.
Como Nokia y Wipro, hay cientos de ejemplos de grandes compañías que nacieron produciendo materias primas y se fueron diversificando a sectores más rentables. El viejo debate sobre si es bueno o malo producir materias primas es un falso dilema. La pregunta válida es cómo aprovechar las industrias básicas, para usarlas como trampolines para los sectores más modernos de la economía. La experiencia de China, Irlanda, Polonia, la República Checa y otros países demuestra que hay que invertir más en educación, ciencias y tecnología para tener una población capaz de producir bienes industriales sofisticados, servicios o productos de la economía del conocimiento.
Andrés Oppenheimer
Fuente: Diario de Cuyo
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