domingo, 1 de octubre de 2006
El asesinato de un sueño industrial
La historia de SIAM y su fundador, Torcuato Di Tella, es una parábola del esplendor y el ocaso de la industria argentina. En 1910, y tras una huelga de panaderos, la Municipalidad de Buenos Aires exigió a todas las panaderías de la ciudad que instalaran una máquina amasadora de pan para elaborar su producto. Torcuato Di Tella, un inmigrante italiano que entonces tenía 18 años, vió la oportunidad de comenzar a fabricar esas máquinas en el país. Así nació SIAM (Sociedad Industrial de Amasadoras Mecánicas), que en los siguientes 50 años se expandió hasta convertirse en la mayor empresa metalmecánica de Latinoamérica. SIAM, que fue protagonista central de la industrialización argentina, también fabricó surtidores de nafta para las estaciones de servicio de YPF y, mas tarde, tuberías de acero para los oleoductos. Luego fabricó sus famosas heladeras y las motonetas (Siambrettas) y los autos (el Di Tella 1500). Era una firma diversificada y a la vez integrada verticalmente: producía muchos de sus insumos, como los compresores de las heladeras. En la mayoría de los casos se acercaba a la frontera tecnológica internacional, un paso mas y hubiera estado a la vanguardia, otro paso mas y Di Tella hoy resonaria en el mundo junto a marcas como Toyota o Hyundai. Pero Di Tella estaba luchando en un país que odiaba (y odia) a su propias industrias. Di Tella murió en 1948 y sus sucesores en la dirección, un triunvirato de gerentes, continuó con la expansión. Entre 1948 y 1960, SIAM abrió una nueva planta industrial por año. Pero el crecimiento fue desordenado, mal administrado y peor financiado. El Estado que no tenia política industrial abandonó a SIAM a su suerte para jubilo de los liberales infames. Las erráticas políticas públicas llevaron a SIAM a una crisis terminal en los años 70 y para entonces fue liquidada por.... Martinez de Hoz en 1981. Fue así como Siam, la metalmecánica más importante de América latina que, a fines del ‘60 era un emporio de 15.000 empleados, dejó de existir. Hubo errores de conducción desde la empresa es cierto, pero también un Estado que no sabía lo que quería de ella, la intervino y la hizo quebrar. En ese momento, Samsung era un taller mecánico en las afueras de Seúl. Hoy Siam es solo un recuerdo mientras que en Corea existen grupos industriales que son 40 veces más grandes de lo que alguna vez fue esa empresa argentina.
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4 comentarios:
Bogie, sabe que me gusta sus blog y su constante publicar acerca de la investigación, el desarrollo, la educación y la industria.
Pero creo que este post peca de reduccionismo extremo.
Saludos.
conozco a Schvarzer y si bien no leí su libro lo supongo muy bien estudiado y analizado. No discuto el caso SIAM ni buena parte del post de bogie que en buan parte debe ser la cita de la nota del clarín del domingo. Pero lo que me pareció reduccionista fue su final "Ahí tienen la obra de los neoliberales en el poder..." cuando creo que se podría decir mejor "ahi tienen la obra de los grandes lobbies económicos financieros al poder" en todo caso o algo por el estilo. No es lo mismo.
Abuelo, como una muestra del respeto que le tengo a tus opiniones suprimí la ultima frase. Creo que para sacar el pais adelante hay que cuidar y reforzar todos aquellos puntos en que coincidimos, y no resaltar, ni insistir en los desacuerdos. Siempre hay una forma de acercar dos opiniones distintas llevando una parte de cada una a ubicarse en punto de equilibrio en combinación con la otra, cada parte cede algo para lograr que la otra le deje hacer lo que resta, y asi reciprocamente. Son soluciones complicadas, las unicas soluciones que funcionan cuando los problemas son complicados. Pecar de simplismo (reduccionismo, dirías vos) no nos ha llevando por buen camino. Saludos.
Bogie me gustó mucho su forma de entender mi respuesta. Creo que es una manera realmente sabia de entender los temas desde la diferencia pero encarar su discusión desde el respeto mutuo y el trabajo en común bienintencionado.
Lamentablemente diariamente leemos en las noticias como nuestros dirigentes buscan los puntos de desacuerdo mirando hasta más allá de 30 años de historia en lugar de buscar lugares comunes de cara al futuro.
Todo un ejemplo el suyo.
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