La vertiente neoliberal convirtió el término “política industrial” en un improperio: su variante más radical reclamaba (y reclama) por la eliminación rigurosa de todas las medidas que aparentaran ser instrumentos de una política industrial. La fundamentación económica del uso de una política industrial para lograr el desarrollo nacional, se remonta a Friedrich List. List hablaba de “aranceles educativos” para la protección de industrias incipientes. El cierre temporal del mercado interno debe crear las condiciones que permitan que las empresas de los nuevos sectores industriales puedan pasar por un proceso de aprendizaje para, finalmente, entrar en competencia con los competidores extranjeros ya establecidos en el mercado. Hoy esta absolutamente claro que es falso el concepto de la ortodoxia neoclásica que afirma que el comercio libre siempre facilita el aumento del bienestar. La experiencia ha demostrado que un país, bajo ciertas circunstancias, por medio de la protección selectiva de su industria, puede obtener ventajas que no se lograrían bajo el régimen del libre comercio.
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