jueves, 31 de agosto de 2006

¿Qué hacer?

A diferencia de otros países del mundo, donde la colaboración entre las universidades y las empresas ha sido la clave del éxito, en la Argentina no existe esa colaboración y hay desconfianza mutua entre las empresas y universidades y una visión utilitaria de cada una de ellas. El contacto con los creadores de la ciencia y la tecnología es muy importante porque genera una corriente de ideas y de creación fundamentales en la producción y la investigación. Las empresas pueden trasmitirles a los centros de investigación y a las universidades los temas que importan al mercado. Todos los casos exitosos de empresas tecnológicas en el mundo han girado en torno a esta fuerte cooperación entre compañías y universidades o centros académicos. Las ventajas son evidentes, ya que la universidad dispone de recursos humanos y conocimientos y es capaz de cumplir con la función de interfase entre los grupos de investigación y desarrollo con el medio productivo buscando las soluciones al desarrollo tecnológico que necesita el sector de la producción. En este caso es fundamental la participación de las universidades, las empresas y el gobierno trabajando para un proyecto que dé lugar a la creación de empresas nuevas. Los países que quieren crecer a partir de la innovación tienen que darles ventajas a las empresas tecnológicas, una de ellas es disminuirle los impuestos, otra puede facilitarle la instalación en lugares donde les puedan dar muchos conocimientos y otorgarle financiamiento y créditos. Esto ya ocurre en la India, España, Francia, Estados Unidos y Brasil; en muchos países mas... pero acá no. Para que esto pueda ser posible deberíamos derrotar los criterios economicistas en la selección natural de los recursos financieros destinados a ciencia y tecnología. Es necesario evitar la entronización de funcionarios que a veces no son más que la interfase descarada con las instituciones financieras internacionales y los graves daños que causan no son reconocidos como una prueba fragante de que los enfoques exclusivamente economicistas son un despropósito. Cuando el Estado se encuentra contaminado de un profundo analfabetismo científico provoca que la ciencia no se desarrolle y el crecimiento del país se detenga indefinidamente. ¿Qué es lo que hay que hacer?. Hacer uso amplio e intensivo de la ciencia y tecnología moderna e incorporarla al proceso de modernización e incremento de la productividad existentes, incentivando mediante acertadas medidas económicas la innovación tecnológica y consecuentemente el incremento de la productividad y calidad de las industrias. Estimular las investigaciones en ciencia aplicada en aquellas áreas que pueden ser más productivas para el desarrollo del país. Realizar un estudio detenido, con el asesoramiento de científicos, ingenieros, industriales y economistas de las distintas prioridades de desarrollo industrial y científico, con el objeto de acelerar el progreso integral, reformando la enseñanza secundaria y universitaria para hacerlas más útiles a los propósitos indicados.

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