El 73% de la base de conocimientos que usan las empresas privadas para formular sus patentes en Estados Unidos provienen de proyectos financiados con fondos públicos. Así lo demuestra la National Science Foundation de ese país a través de un estudio que realizó el instituto CHI Research. El estudio, le llevó a esta firma consultora, 17 años de investigaciones sobre los fundamentos de las patentes industriales en el que se analizaron 397.000 patentes registradas en dos períodos 1987-88, y 1993-94. Los investigadores de CHI se fijaron en las referencias bibliográficas que tienen en su portada cada una de esas patentes y de allí extrajeron 240.000 publicaciones de las cuales el 80% habían sido publicadas en los últimos once años. Luego, usando varios bancos de datos pudieron relacionar a 109.000 de esas referencias con las revistas de mayor impacto científico y con las direcciones de los autores de esos trabajos. Después de eliminar redundancias, los investigadores se quedaron con una lista de 45.000 trabajos claves para ser analizados en la bibliotecas. Allí encontraron varias cosas interesantes. En el sector biomédico, por ejemplo, los trabajos claves citaron como fuentes de apoyo a tres instituciones públicas, como el Instituto Nacional del Cancer, la Sociedad Americana contra el Cáncer y la Marcha de los Diez Centavos (una institución de filantropía). En física, el financiamiento provino principalmente de la propia National Sciencie Fundation, y de la NASA. Los detectives bibliográficos de CHI acotaron aún más su blanco de acción y apartaron todas las patentes provenientes de universidades o institutos públicos o privados, para concentrarse solo en empresas privadas nacionales o extranjeras. De un total de 2.800 patentes registradas entre 1993 y 1994, aparecieron 5.200 citas bibliográficas de las cuales el 73% habían sido escritas en instituciones públicas ya sean éstas universidades, laboratorios, o institutos gubernamentales, tanto de Estados Unidos como del exterior. Lo interesante, además, es que la industria solo citó sus propias contribuciones en un 20 % de todas las referencias bibliográficas. Más sorprendente aún fué el caso específico de IBM, quien a pesar de su reputación de ser una de las mayores productoras de patentes del mundo entero, solo se refirió a su propio trabajo en un 21% de las fuentes bibliográficas. Los hallazgos de CHI, pueden ser sorprendentes para los fundamentalistas de la privatización de la ciencia.
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