jueves, 7 de septiembre de 2006

Ciencia y economía

Hoy es el conocimiento de base científica y tecnológica el que ha adquirido protagonismo central en la economía; y lo ha hecho por ser el factor crucial de la productividad. Esto se debe a que en el ámbito económico, el conocimiento es fuente crucial de valor añadido en la producción de bienes y servicios. La ciencia y la tecnología transforman de modo excepcional el aparato productivo. En estas condiciones, es lógico que cada vez más la ciencia y la tecnología sean objeto de políticas públicas y de estrategias concertadas entre estados y empresas. La gran pregunta que hoy debe hacerse la economía es ¿cómo convertir información en conocimiento util?. La gran mayoría de los países del llamado Tercer Mundo no transitaron un camino similar al de Europa, Estados Unidos y Japón. Éste fue el último en llegar, y por ello mismo, ejemplo notable en la adopción de la ciencia y la tecnología como base del desarrollo y creador de esperanzas en el mundo en desarrollo de entonces. De hecho, algunas sociedades asiáticas lo adoptaron y esto permitió demostrar que sí era posible entrar al círculo privilegiado. Hasta hace pocas décadas estaba por fuera del horizonte de los países del Tercer Mundo alentar estas actividades para propulsar el desarrollo económico. Fue justamente el éxito de la industrialización japonesa el que despertó grandes inquietudes sobre el papel que jugaron la tecnología y la educación en dicho proceso; y sirvió de inspiración en la medida en que los japoneses habían hecho su desarrollo prestando y transfiriendo tecnología más que desarrollándola originalmente. La importancia que tomaron la ciencia y la tecnología en el mundo industrializado, fue un factor que despertó gran interés en los países en desarrollo. En un primer momento, este interés se orientó tanto a identificar instituciones, capacidades y recursos de ciencia y tecnología presentes en los países industrializados y ausentes en los subdesarrollados, como a obtener información sobre cómo lo hacían. Se trató de ver cómo funcionaban allí la I+D, las instituciones de educación superior y los organismos de apoyo a la ciencia. Ciertos documentos aportaron sus luces en el escenario latinoamericano y sentaron las bases conceptuales para orientar las políticas en estos dominios. En 1969, Jorge Sábato y Natalio Botana publicaron un documento de gran influencia: La Ciencia y la Tecnología en el desarrollo futuro de América Latina. Sin Ciencia y Tecnología, advertían Sábato y Botana de manera premonitoria, las naciones latinoamericanas se quedarían sin soberanía, solo con sus símbolos, las banderas y los himnos, pero sin viabilidad histórica. Y así es como efectivamente ha resultado.

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