jueves, 31 de agosto de 2006
Tecnología y PBI
De acuerdo a los datos internacionales para tener un sistema de ciencia, tecnología e innovación productiva en funcionamiento requiere una inversión –pública y privada – de por lo menos el 1% del PBI por año y, lo realmente grave, es que mientras Brasil aumentó un 46% la inversión en ciencia y tecnología siguiendo el camino de los países del Primer Mundo, la Argentina no tiene ninguna vocación de hacerlo. Si alguna vez la Argentina fue comparable a Canadá es deprimente comprobar que este último país invirtió en investigación y desarrollo experimental (I+D) durante 1999 diez veces más que el nuestro y que, con más de doce mil millones de dólares, superó en forma significativa a los países latinoamericanos, los cuales en conjunto apenas alcanzaron los diez mil millones. Hay quien argumenta que la inversión en I & D está directamente relacionada con la riqueza del país. No es tan evidente que sea así. Por ejemplo, el PBI de los Estados Unidos quintuplicó a los países de América latina, pero su inversión en I & D fue veinticinco veces mayor que la latinoamericana. En definitiva, cabe la lectura de que los países latinoamericanos realizan en ciencia y tecnología un esfuerzo inferior al que cabría esperar, dado el valor de su producto. El sector privado en la Argentina dedica aún menos atención a la ciencia, la tecnología y la innovación: apenas la cuarta parte de la inversión I + D es financiada por las empresas, en tanto que el grueso es presupuesto público. Esta estructura de financiamiento es inversa a la de los países industrializados, en los cuales aproximadamente las dos terceras partes de los recursos para estas actividades provienen de las empresas.
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