La guerra explicada en números

EEUU tiene un PBI de 13 trillones de dólares, o sea, explica el 35% de lo generado por el total de las naciones. Pero la economía más grande del planeta carga con “ciertos” desajustes. En 2005, el rojo de los EEUU alcanzó casi el 9 % del PBI. Sumado a esto, la economía yanqui está desacelerando su crecimiento. Sus altos déficits gemelos, el fiscal y el comercial, se encuentran muy por encima de la media histórica. El fiscal surge como consecuencia del alto gasto militar y de la política de reducción de impuestos que lleva a cabo Bush desde que asumió la presidencia. El comercial surge como consecuencia de que los yanquis son fuertes consumidores de bienes y servicios, y parte importante de esa demanda es saciada a través de las compras externas. Además, el rojo se acentúa debido a la dependencia de la importación de petróleo, cuyo valor está por las nubes. En 2005, los costos de la energía representaron nada menos que la tercera parte del déficit comercial norteamericano. El incremento del petróleo también supone la reducción del poder adquisitivo de los consumidores. Cada incremento de 10 dólares en el precio del petróleo causa una reducción del poder adquisitivo de los hogares de alrededor de 35.000 millones de dólares, es decir, de un 0,5%. Una suba de 20 dólares en el precio del barril supone una reducción en el PBI estadounidense de alrededor del 0,75. A partir de 2001, la política fiscal y monetaria expansiva de Estados Unidos crearon las condiciones para un aumento de la demanda doméstica haciendo que el ahorro yanqui se redujera de 18% a 14% del PBI, básicamente por el exceso de gasto del gobierno y las familias. Esto explica porque las tropas yanquis están en Irak y los militares del Pentágono sueñan con conquistar medio oriente. En realidad, no es la maldad lo que los lleva ahí, es la necesidad. Los admiradores de yanquilandia, siempre dispuesto a magnificar lo norteamericano, dicen que el mundo depende del consumo de Estados Unidos (de hecho, su déficit de cuenta corriente es de 800 mil millones dólares por año), cualquier deterioro en la dolce vita americana traerá problemas al universo. Ni un crecimiento compensatorio de Japón, Alemania, China, ni del resto del planeta alcanzará para atenuar el impacto de un menor consumo estadounidense porque, ya sabemos todos, Dios hizo al mundo para que dependa de EEUU.