domingo, 13 de agosto de 2006

Estructura económica de Japón

Los japoneses no han tenido la obsesión liberal de que el gobierno no interviniese en la economía. El sector empresarial japonés está muy bien estructurado aunque con una cierta polaridad entre las grandes y las pequeñas empresas. Las pequeñas empresas son subsidiarias de las grandes compañías, ya que se dedican a la fabricación de componentes para los productos de estas. No obstante, algunas pequeñas firmas, que se dedican principalmente al textil, son independientes. Existen multitud de constructoras de maquinaria y de servicios industriales. Normalmente, las pequeñas empresas que facilitan componentes para las grandes compañías están asociadas, con el fin de poner unas normas estándar en la fabricación de los mismos, y así no depender en exclusiva del contrato con una gran empresa. Esto les da cierta independencia, aunque la norma es la fidelidad entre compañías. No obstante, la producción mayoritaria para el mercado está dominada por las grandes empresas. La concentración es mayor en el sector financiero. Los zaibatsu son las grandes empresas financieras, y los grandes bancos que en ocasiones pueden llegar a mover presupuestos mayores a los de muchos países desarrollados. Son zaibatsu importantes: Mitsui, Mitsubishi, Itochu, Maribeni y Sumitomo, todas ellas manejan un capital de más de 150.000 millones de euros. Al final crearán grandes bancos y compañías de seguros. El origen de los zaibatsu es muy diverso y puede remontarse a la Edad Media. Fueron fundamentales en el triunfo de la era meijí y la modernización de Japón, pero también en el desarrollo y financiación de la guerra. Tras la segunda guerra mundial fueron disueltos por los estadounidenses en función de las leyes antimonopolio, pero no tardaron en reconstruirse, con gran potencia, bajo la nueva legislación, y a pesar de las leyes antitrust. Los nuevos zaibatsu son modernas empresas financieras y plenamente capitalistas, aunque con un carácter menos familiar, que no les falta. Estos zaibatsu tienen una política expansiva agresiva y no sólo sobre las empresas que controlan un determinado producto, sino que se han diversificado en varias ramas. La ley se elude gracias a la pasividad, o complacencia, de las autoridades y la creación de un complejo sistema de asociaciones y empresas subsidiarias, y por medio de operaciones de "ingeniería financiera". EL PAPEL DEL ESTADO SIEMPRE FUE INTENSO. La Administración meijí favoreció activamente la creación de empresas e infraestructuras, a través de una política de obras públicas. EL ESTADO ACTÚA SIEMPRE QUE FALTAN CAPITALES EN ALGÚN SECTOR. Aunque proclaman la libertad de empresa, la economía está intervenida, y hasta planificada, por medio de una serie de indicaciones más o menos flexibles que las compañías se comprometen a conseguir. Esta planificación es responsabilidad de un organismo central dependiente del gobierno. El crecimiento de la economía japonesa ha sido espectacular. Ha llegado a superar el 10% anual durante los años 60 y 70. Este aumento se debe, ante todo, al incremento del consumo interno, que absorbe hasta el 89% de la producción nacional. La exportación, a pesar de la sensación que produce en los países desarrollados la invasión de productos japoneses baratos y de calidad suficiente, no supone para ellos más que un 11% del consumo.

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