lunes, 28 de agosto de 2006

El caso de Alemania

La política de industrialización de Alemania fue planteada en términos similares, aunque más amplios, por Frederick List en el siglo diecinueve. Este afirma que, durante el período inicial del desarrollo de una industria en un país nuevo, la ayuda del gobierno a la producción incipiente puede ser esencial para equiparar las condiciones de la competencia. Sostiene que “El sistema de protección es el único medio por el cual las naciones menos avanzadas pueden elevarse al nivel de la nación que va a la cabeza de la industria manufacturera, con un monopolio no conferido por la naturaleza, sino obtenido por ser pionera en ese campo. El sistema de protección, visto desde este punto de vista, será el promotor más eficaz de la asociación universal entre las naciones, y, en consecuencia, del libre comercio”. Aunque reconoce que al comienzo la protección aduanera aumenta el precio de las manufacturas, sostiene que “con el tiempo, en una nación capaz de un gran desarrollo industrial, la producción de esos bienes podrá resultar más barata que su importación”. El sacrificio inicial “es ampliamente compensado por la adquisición de una capacidad de producción que asegure no sólo una mayor riqueza en el futuro, sino también una mayor independencia industrial. Citando a Say, acepta que el Estado pueda proteger a la industria nacional siempre que en pocos años ésta pueda subsistir sin ayuda, en forma similar al “aprendiz de zapatero al que se le otorgan algunos años de enseñanza y de apoyo hasta que aprenda su oficio y pueda vivir sin el sostén de sus padres”. Los planteamientos de List van más allá que los de Hamilton. El no sólo se refiere a la mayor independencia en materia industrial que esta política permite al país, sino que señala que el avance de la industria en un país predominantemente agropecuario tiene consecuencias más generales sobre el desarrollo. Estimula el crecimiento urbano, ejerciendo una influencia positiva sobre el desarrollo social y político, así como sobre el avance intelectual y cultural, y sobre la capacidad creadora. El desarrollo industrial permite el aumento de la productividad en toda la economía y el desarrollo de los medios de transporte. Señala la interdependencia entre el desarrollo industrial y el agropecuario al indicar que el desarrollo industrial estimula y diversifica la demanda de los productos del agro. Durante el proceso de desarrollo industrial, una industria nueva apoya el desarrollo de otras. Esta afirmación destaca el carácter intersectorial, y no sólo individual, de las políticas industriales. List insinúa el carácter estructural del proceso de desarrollo económico al afirmar que el desarrollo de las manufacturas sólo se alcanza lentamente, en forma gradual. Demora mucho tiempo mejorar los equipos, los procesos productivos y los sistemas de distribución. Es más fácil perfeccionar y ampliar una empresa ya iniciada que comenzar una nueva. Industrias antiguas, que fueron desarrolladas por generaciones, se impulsan con mayor facilidad que las nuevas. Es más difícil hacer avanzar una empresa cuando sólo ha habido unas pocas o ninguna similar en el país, pues en las nuevas empresas los gerentes y los obreros tienen que ser entrenados o traídos del exterior, y las perspectivas no son suficientemente halagüeñas como para inspirar en los capitalistas el grado de confianza necesario para asegurar su participación. A través de las generaciones se logra mejorar el precio, la calidad y la cantidad de la producción. Estas ideas presentan un panorama más amplio que el del mero sector industrial y se adelantan a planteamientos técnicos posteriores. Las manufacturas de un país de industrialización reciente “pueden compararse con el joven que lucha contra un adulto plenamente desarrollado. Las manufacturas de la principal potencia industrial y comercial tienen mil ventajas con respecto a las naciones nuevas o que no han alcanzado la madurez. Tienen mano de obra calificada y con experiencia en gran número y con salario bajo, hombres con aptitudes y experiencia especiales para la gerencia,.instituciones financieras, transporte, almacenamiento y distribución eficientes, un mercado interno que les sirve de apoyo para conquistar mercados externos”. En estas condiciones sería inútil que el país nuevo confiara sólo en la evolución natural de la economía para desarrollar una industria en libre competencia con las más desarrolladas. List, como Hamilton y otros clásicos, señaló límites a las políticas de promoción y de protección a la industria. La protección y el apoyo debían ser de nivel no excesivo, mantenidos sólo por un plazo prudencial y aplicados a actividades para las cuales el país tuviera una vocación competitiva. Los derechos de aduana deben considerarse y aplicarse sólo en beneficio de sectores que ofrecen ventajas básicas para el país.

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