lunes, 28 de agosto de 2006

El caso de los Estados Unidos

Las ideas sobre industrialización de Estados Unidos fueron expuestas por Alexander Hamilton en 1791. Este autor puso en duda la validez de las objeciones a las políticas de promoción de las manufacturas y la afirmación de que —sin la ayuda gubernamental — la industria crecería tan rápidamente como lo requiere el estado natural de las cosas y los intereses de la comunidad. Según Hamilton, esta afirmación no siempre es válida. La inercia y el espíritu de imitación se traducen “en el temor al fracaso que pueden tener empresas nuevas, las dificultades intrínsecas de los primeros ensayos de entrar en competencia con quienes se han perfeccionado en las actividades que se busca penetrar... y los otros alicientes artificiales con que los países extranjeros apoyan a sus connacionales”. “La experiencia muestra que aun las innovaciones más simples y evidentes en las ocupaciones más corrientes son adoptadas con titubeos, reticencia y por etapas pequeñas”. “La evolución espontánea hacia empresas nuevas es aun más difícil”. “Estos cambios probablemente serán más lentos que lo aconsejable por el interés de los individuos y la sociedad. y en muchos casos no ocurrirán. Continúa diciendo que producir los cambios necesarios tan pronto como sea posible “puede requerir el estímulo del gobierno. “El miedo de fracasar en nuevas iniciativas es quizá un impedimento serio; es esencial que quienes las inicien cuenten con la aprobación y el apoyo del gobierno necesarios para superar los obstáculos que supone toda experiencia nueva”. “La superioridad de que ya gozan los países que han ocupado y perfeccionado una rama de la industria es un obstáculo más formidable para introducir esa misma industria en un país en que antes no existía; mantener entre ambos la competencia en calidad y precio en un pie de igualdad sería imposible sin una ayuda y protección extraordinarias de parte del gobierno. La ayuda del gobierno a la producción incipiente en un país nuevo puede ser esencial para compensar las desigualdades de la competencia en el período inicial. Gracias al informe de Hamilton y de algunos de sus seguidores, como H. B. Carey, que era partidario de estas ideas en 1865, esos conceptos se difundieron e influyeron fuertemente sobre la política comercial e industrial aplicada por los Estados Unidos durante su proceso de industrialización.

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