lunes, 28 de agosto de 2006

Competencia imperfecta

El ideal de Adam Smith esta enfocado en la agricultura, donde observaba a mercados operando casi en forma de competencia perfecta. Smith fallaba en observar las implicaciones organizacionales y distributivamente potenciales en la división del trabajo. La misma división del trabajo parece en sí misma resultar un factor clave para el desarrollo de economías de escala, barreras a la entrada, competencia imperfecta y, consecuentemente, variación en la ‘calidad’ de las actividades económicas. Un alto grado de ‘división de tareas’ causa la competencia imperfecta, el principal fundamento para la competitividad. En contraste con la línea de pensamiento anglosajona, el pensamiento económico alemán generalmente dada por sentado el hecho de que las distintas actividades económicas poseían cualidades diferentes, inherentes a cada mercado en particular. Dado que algunas actividades dan mayor ‘potencia productiva nacional’ o ‘competitividad’ que otras los economistas del siglo XIX de Alemania, Estados Unidos y Japón se vieron en la necesidad de recomendar a su clase política la creación de un sólido ‘sistema nacional de política económica’ en contrapartida de la, por ellosdenominados, visión inglesa de cosmo-política económica. Todos los países industrializados, empezando por Inglaterra, han crecido con una ideología ó estrategia específica donde las actividades que proveían de una capacidad de competencia imperfecta eran protegidas y aisladas del sector externo. Estas actividades ‘buenas’ para el crecimiento proveían riqueza de la cual se beneficiaba el resto de la nación. Ellas proveían de competitividad y poderío al estado. Todas las naciones con imperio colonial tendían a prohibir las manufacturas en sus colonias maximizando la competitividad de la metrópolis en sus relaciones comerciales. En el Siglo XIX Inglaterra, que devino en dominadora de actividades de alto valor agregado, gradualmente se convirtió al libre comercio. Hasta finalizada la Segunda Guerra Mundial las naciones tendían a asegurar su competitividad, es decir el acceso a actividades económicas de alto valor agregado, a través de la protección de sus manufacturas. El éxito de la teoría del libre comercio en la profesión económica no se reflejó en los círculos comerciales y políticos hasta ese momento. En el mundo de hoy con tanta prédica del libre comercio los objetivos son los mismos, aunque los medios son más sutiles, por lo menos en los tres grandes bloques comerciales, Estados Unidos, Europa y Japón. De todos modos los países industrializados mantienen mecanismos para proteger actividades que poseen alto valor agregado y algunas de bajo valor agregado, como agricultura ó pesca, aunque por las razones opuestas. Así en el nombre de la competitividad –elevar el ingreso nacional a través de la competencia imperfecta- la Unión Europea financia el proyecto Airbus . En el nombre de la cohesión (distribución del ingreso) la misma Unión subsidia a los agricultores que están involucrados en actividades cercanas a la competencia perfecta, sin la protección de las ‘rentas industriales’ que sus compatriotas del sector manufacturero disfrutan. Si bien el término competitividad es relativamente nuevo, representa básicamente un nuevo término para determinar cuales actividades económicas permitirán a nueva nación ganar la carrera del comercio mundial. Estas se remontan hasta el Siglo XIV, y la República de Venecia con su estructura tarifaria y medidas protectoras representan un ejemplo que se repetiría en los siglos siguientes. Incluso el ejemplo de los países de Sudeste asiático representa el ejemplo de un eficaz sistema de tarifas implementado para proteger industrias de base exportable. De todos modos, una vez alcanzado un alto índice de calidad de las actividades comerciales las naciones industrializadas devienen en defensoras del libre comercio. Debido a las economías de escala, el comercio libre es beneficioso para ambas partes cuando los productos que se intercambian mantienen un mismo nivel de calidad. Un índice de calidad de la producción explica muy bien porque la industrialización es importante para una economía. El proceso completo de desarrollo de una economía puede ser vista como un ascenso hacia actividades de competencia imperfecta altamente dinámicas y hacia el aprovechamiento de las rentas que ésta genera. Recientemente asistimos a la observación de cómo algunas naciones han alcanzado un alto nivel de desarrollo a través de sus industrias expodirigidas (Taiwán y Corea del Sur son buenos ejemplos). Estos países asiáticos han trepado en la escalera de desarrollo a través del apoyo que explícitamente han brindado a actividades de alto contenido tecnológico (y por tanto cualitativo), como la industria electrónica. Esto, de todos modos, no sugiere que hoy resulta la estrategia de crecimiento para el resto de los países en vías de desarrollo (los de Europa del este y los del Tercer Mundo). Sin embargo plantea un nuevo de campo de investigación para el hallazgo de una nuevas vetas de incremento en la calidad de producción que ayude a éstos a trepar en el largo camino del desarrollo económico.

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