martes, 22 de agosto de 2006

Ciencia y Demanda (versión abreviada)

¿Como transferir el conocimiento científico al sector productivo?. Suele partirse de una hipótesis elemental que es la que postula una línea causal directa que fluye desde la investigación básica hasta la producción en una secuencia: 1. ciencia básica, 2. tecnología, 3. producción industrial. En este caso el desarrollo tecnológico sería empujado desde la oferta que hace la ciencia a través de sus descubrimientos. Otra visión simplista sobre la génesis de los productos tecnológicos es creer que éstos se generan como respuestas a demandas sociales o a necesidades de los consumidores. La demanda social queda aquí como causa primera. ¿Qué dice la observación de la realidad?. En muchos casos notorios, la demanda proviene del Estado, frecuentemente por necesidades militares o políticas. Los elevados costos del desarrollo tecnológico, en esos casos, son financiados por los presupuestos del gobierno. Este modelo basado en la demanda posee ejemplos emblemáticos en la historia de la tecnología de las últimas décadas. Uno fue el proyecto Manhattan, para el desarrollo de la bomba atómica en los años 40, que se ejecutó sobre la base de una necesidad estratégica planteada por la guerra contra el nazismo. Otro ejemplo es el desarrollo de los microcircuitos electrónicos integrados, que son el corazón tecnológico de toda la industria electrónica, informática y de comunicaciones que hoy domina el panorama tecnológico mundial como la más dinámica de todas. Esta innovación tecnológica nació a la vida económicamente sustentable a través del multimillonario proyecto Apolo de poner a un estadounidense en la Luna en la década de 1960. Ambos casos ilustran la tesis de que una de las fuerzas impulsoras más eficaces del desarrollo tecnológico es el enorme poder de compra del Estado, indudablemente un fuerte generador de demanda. En los casos mencionados, el término demanda tiene un significado muy diferente al que le da la economía liberal. En ambos casos fue el estado quien cubrió los costos iniciales del desarrollo, que luego, una vez amortizados en gran parte, pudieron volcarse hacia las aplicaciones originales en empresas privadas. Esto ilustra la importancia de la capacidad de compra del Estado para superar la barrera económica inicial y asegurar la rentabilidad comercial de las investigaciones privadas en investigación y desarrollo. Esta capacidad de compra esta sustentada por leyes y es constantemente empleada por los países más desarrollados para proteger a sectores estratégicos de su capacidad tecnológica. Nótese la contradicción entre las actitudes y los siempre proclamados principios liberales que obligan a los países más débiles económicamente a abrir sus mercados a una competencia que es insostenible en las etapas de despegue de las industrias de alto valor agregado. Un empleo inteligente del poder de compra del estado podría ser aplicado en plenitud en la Argentina en función del desarrollo tecnológico y de esta forma se brindaría una ocasión preciosa para crear toda una industria que podría proyectarse luego con ventajas a otros países. Pero es necesario dejar de lado viejas concepciones teóricas y opciones políticas que, en el mundo de hoy, resultan inadecuadas. También se requiere que el estado vaya más allá de sus abstractas declaraciones en apoyo al sistema de ciencia y técnica.

1 comentario:

Abuelo Económico dijo...

Simplemente posteo para comentarle que soy un lector diario de sus muy fundadas notas.

Generalmente las copy&paste para guardar entre algunos documentos que suelo tener, de las mismas características que lo que usted expone.

Saludos.

Entradas Relacionadas

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...