sábado, 19 de agosto de 2006

Argentina atrapada en el atraso

Si bien los años ’30 fueron muy duros para las economías abiertas porque se derrumbó el comercio mundial, cuando éste revivió no convenía ser una economía cerrada, que fue justamente la opción elegida por la Argentina. De modo que este país caminó por la peor vereda tanto en la Gran Depresión, porque al desatarse, ésta era una economía muy abierta, como después de la Segunda Guerra Mundial: hacia los años ‘50 ya era una de las economías más cerradas del mundo. Ahora bien: ¿por qué no se subsidió una industrialización hacia afuera en lugar de los querer abastecer al mercado interno? ¿Por qué se siguió fabricando para un mercado tan pequeño?. La respuesta quizá sea que como el capital no abundaba, eran las exportaciones las que debían proveer las divisas, pero las que se obtenían sólo alcanzaban para importar los insumos críticos, y cada vez menos para traer maquinaria de afuera. Resolver este problema e integrar la producción para que incluyera los insumos básicos, vitales (siderurgia, petroquímica), requería enormes importaciones de bienes de capital, que no podían efectuarse. La economía argentina parecía atrapada en el atraso.Fue este obstáculo a la industrialización sustitutiva el que intentó enfrentar el desarrollismo abriendo las puertas a la inversión extranjera. Es decir, se siguió una estrategia de endeudamiento con economía cerrada. La principal diferencia con la experiencia del primer peronismo era que el exceso de gastos sobre ingresos estaba explicado ante todo por el aumento de las inversiones estratégicas del desarrollismo, y no por un aumento del consumo. La década que siguió a la caída de Frondizi fue de crecimiento. La estrategia desarrollista había sido bastante exitosa en su ataque a uno de los problemas de la industrialización sustitutiva de importaciones (ISI), que era el cuello de botella de la balanza de pagos. El reemplazo de petróleo importado por nacional fue muy rápido. El estímulo a las exportaciones las arrancó de su letargo. En 1960 todavía se exportaba lo mismo que en 1909. Para 1975 se habían casi duplicado. El Producto también creció velozmente. Pero esa crisis llegó finalmente. ¿Fue el Rodrigazo de 1975 –maxidevaluación, con estampida de precios y salarios– sólo una crisis de balanza de pagos o fue un síntoma del agotamiento del modelo sustitutivo de importaciones?. El Estado, como gran empleador, pagaba un alto precio en sueldos públicos para mantener una Argentina igualitaria, mientras le resultaba cada vez más costoso corregir la asimetría entre industria y agro. La ISI dependía en forma creciente de los recursos fiscales: reintegros a las exportaciones industriales, crédito oficial a tasas subsidiadas, compre nacional, regímenes de promoción. Si en los años ‘60 la inflación rara vez superó el 30 por ciento anual, desde comienzos de los ‘70 se encaramó por encima del 50%. A partir del Rodrigazo, por inflación moderada se entendía que los precios sólo se duplicasen en un año.

1 comentario:

Tavos dijo...

Cada tanto me meto a leer tus comentarios y generalmente estoy de acuerdo. Sin embargo, en este post no siento lo mismo.

Pensar que la industria argentina podía exportar en los 30s me parece sobreestimarla. Era una industria incipiente y atrasada. Recién con un mínimo de 30 años de desarrollo industrial se generó el suficiente aprendizaje para que surjan ciertos sectores en condiciones de salir al mundo. Si te fijás, entre mitad de los 60s y de los 70s, las exportaciones industriales pasan de cero a representar más de un 20% del total. Se ve entonces ya una industria más madura con chances de autofinanciarse, que ya no depende de las divisas del agro. Lamentablemente, este proceso no había culminado, necesitaba de más tiempo. Lamentablemente también, fue abortado por quienes despreciaban este desarrollo industrial y seguían viendo en el campo el único factor de desarrollo argentino.
El Rodrigazo no fue entonces el agotamiento de la ISI, la cual además estaba mutando rápidamente por la salida exportadora industrial, sino el momento en donde la lucha por la distribución del ingreso se empezó a inclinar hacia el lado de los capitalistas. Desde ese momento hasta hoy, la participación de los trabajadores en el ingreso no paró de bajar. Fue también, el anuncio de lo que vendría luego: la desindustrialización del país.

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