El extraordinario crecimiento chino se ha acelerado a un ritmo del 10% anual en el último trienio. Su economía es la cuarta a nivel mundial y cada vez tiene más peso a través del comercio y de sus excedentes financieros. Las potencias industriales quieren frenar este crecimiento a toda costa. Por eso presionan para que China revalúe la yuan o cambie su estrategia económica. Quieren que China aumente su consumo interno reduciendo el ahorro preventivo. La estrategia de crecimiento china es liderada por la inversión y las exportaciones. Quieren que China consuma y deje de ahorrar. Porque China tiene un problema poco común: tiene un nivel de ahorro excesivo.
Los chinos ahorran excesivamente porque no tienen un sistema de seguridad social que los proteja de la enfermedad y la vejez y porque tienen un acceso limitado a los seguros y al crédito bancario. Pero, ¿cómo es posible considerar como problema ahorrar mucho, cuando ello permite invertir y crecer mucho y sacar de la pobreza a cientos de millones de personas?. ¿No es un contrasentido hablar de estrategia de crecimiento basada en un mayor consumo?. Producida la crisis de 1930, la devaluación fue la respuesta natural de los países que veían caer sus exportaciones, tenían que evitar la quiebra generalizada de la actividad económica y ajustar el consumo a las disminuidas posibilidades externas. Pero los países que devaluaron fueron acusados de "exportar recesión" con el argumento que, con una demanda mundial escasa, le robaban mercados y exportaban recesión a los países centrales. Hoy China es acusada de manipular un tipo de cambio ultra competitivo para exportar agresivamente y acumular enormes reservas. Pero ya no puede ser acusada de exportar recesión. Esta idea tuvo cierta validez en el mundo posterior a la crisis de 1930, cuando los mercados financieros centrales paralizados por sus corridas bancarias y donde consecuentemente ahorrar significaba atesorar billetes que no retornaban demanda al circuito económico. Pero en las actuales circunstancias, los países superavitarios como China vuelcan sus ahorros al mercado financiero mundial, permiten aumentar el crédito y bajan las tasas de interés en todo el mundo. En circunstancias normales, más ahorro significa más inversión y más crecimiento global. La economía mundial se encuentra en un período excepcional de crecimiento gracias a los países que ahorran mucho, no gracias a los que consumen mucho. Los ahorros chinos contribuyen por otro lado a bajar la tasa de interés y mantener el auge mundial de la construcción. China es una locomotora que contribuye a un crecimiento económico mundial con muy pocos antecedentes históricos. Los neoliberales quieren que China revalúe abruptamente su moneda, como se logró que Japón hiciera en 1986. Cosa que fue el punto final del milagro japonés. Quieren que China también se haga un harakiri económico. El crecimiento económico ha permitido un crecimiento espectacular de la recaudación impositiva en China, que ha pasado en sólo seis años del 12% al 20% del PBI. Por otro lado la excepcional tasa de ahorro china (¡que ya llega al 50% del PBI!) produce un enorme crecimiento en los depósitos de la banca estatal, que puede así sostener con crédito barato al sistema de empresas públicas. El viejo sistema estatal se sigue fortaleciendo con el crecimiento privado.
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