domingo, 19 de febrero de 2006

Invertir ¿donde?

El producto de un país se destina, a grandes rasgos, a consumo (público y privado) e inversión. La inversión es lo no consumido, lo ahorrado, y representa la capitalización del trabajo presente para gozar de mayor disponibilidad de bienes en el futuro. Como los niveles de consumo están ligados al bienestar que se obtiene, el ahorro traducido a inversión representa el bienestar actual al cual se renuncia para incrementar el bienestar futuro. ¿Cómo? Aumentando la capacidad de producir más, para satisfacer una mayor cantidad de necesidades. La inversión, entonces, posibilita el crecimiento del producto de los países al expandir su capacidad de producción, lo que le permite satisfacer mayor cantidad de necesidades. Dónde invertir lo marca la rentabilidad de los sectores. Los inversores seleccionarán los proyectos más rentables para llevarlos a cabo, y por este mecanismo la economía priorizará aquellas ramas donde la mayor demanda indica que hay mayores necesidades por satisfacer. Cuando en Argentina se habla de un aumento de precios causado por una recomposición de precios relativos, se hace referencia a la idea que aquellos sectores de la economía que tienen MAYOR DEMANDA Y MENOR CAPACIDAD OCIOSA DISPONIBLE PARA EXPANDIR LA OFERTA, están aumentando sus precios para asignar los limitados bienes que producen a quien esté dispuesto a pagar más por ellos: quien tenga mayor necesidad de ellos. En otras palabras, los aumentos se dan en los sectores donde EL USO DE LA CAPACIDAD INSTALADA SUPERA LA MEDIA, mientras que los que menor uso hacen de su capacidad ven cómo se deterioran los precios de sus productos en relación al resto de la economía. Así, los sectores siderúrgicos e industria metalmecánica, petróleo y refino, textiles y papel y cartón, que operan por encima del 80% de su capacidad instalada, estarían impulsando los aumentos de precios. Por otro lado, la industria automotriz, los minerales no metálicos, los plásticos y el tabaco, que operan usando menos que el 60% de su capacidad instalada, estarían viendo deteriorados sus precios relativos. Queda claro que la única manera de no contrarrestar el aumento de la demanda con aumento de precios para redistribuir lo producido es aumentar la producción. La única solución para esto es aumentar la inversión para que el crecimiento de la oferta le pueda seguir los pasos al aumento de la demanda. La economía argentina se recuperó de su crisis mediante el aumento de la demanda. Esto generó que la oferta aumente, y fue posible mediante el uso de la capacidad ociosa que se había generado con la retracción de la demanda en la crisis iniciada a fines de los noventa. Sin embargo, la estrategia de crecimiento deberá cambiar una vez agotado el recurso DEL USO MÁS INTENSIVO DE FACTORES QUE NO ESTABAN EMPLEADOS: hay que hacer que los factores ya empleados rindan más (aumentar la productividad). En la transición, cuando se vayan empleando todos los recursos ociosos, es indispensable el repunte de la inversión para garantizar que no se produzcan cuellos de botella que impidan que la oferta acompañe el crecimiento de la demanda. Para ello, hay que DIRECCIONAR LA INVERSIÓN HACIA LOS SECTORES MÁS CRÍTICOS. Sin embargo, hay dos criterios de asignación para ello: el mercado (que privilegia los de mayor rentabilidad, la cual refleja mediante altos precios en relación a sus costos, la escasez de oferta ante la gran demanda) u otra institución (una institución política con criterios políticos de asignación, las cuales nacen fundamentadas en las fallas del mercado, las cuales apuntan a subsanar). Las variables que influyen en las decisiones de inversión son numerosas, pero hay algunas básicas: rentabilidad y riesgo. Mayor la rentabilidad potencial, mayor predisposición a invertir, y viceversa. Sin embargo, cuanto mayor es el riesgo percibido, mayor es la incertidumbre que se genera. En este escenario, el empresario exigirá mayor rentabilidad para acelerar los tiempos de recupero de lo invertido, ya que los plazos para trazar escenarios a futuro son menores. Quiénes son los responsables de garantizar estos dos factores básicos? La rentabilidad, en la mayoría de los casos, la proporciona el mercado, siendo la diferencia de los precios sobre los costos de producción la variable clave que refleja el grado de exceso de demanda en el mercado y SERÁ EL TERMÓMETRO QUE INDIQUE QUÉ SECTOR NECESITA LA EXPANSIÓN DE OFERTA MÁS URGENTE. Sin embargo, el Estado tiene la función de reaccionar cuando el mercado falla y direccionar la inversión hacia los sectores críticos o estratégicos cuando el mercado no lo hace. El estado debe intervenir en el mercado de forma supletoria cuando el mercado falla en la asignación de recursos. Cuando el mercado falla, el estado debe decidir a quien se le van a dar créditos porque es un sector critico, a quien se le harán exenciones porque es un sector estratégico. El estado sin abolir el mercado debe intervenir en el como un actor mas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Porqué los empresarios no invierten ? será qué consideran más "rentable" obtener beneficios a través de la suba de precios que invirtiendo su capital para aumentar la capacidad instalada?
La mano invisible que tanto fué idolatrada nunca apareció por este país. No esperemos peras del olmo.Ningún empresario local vendrá a ocuparse de un tema como es ir a la base del problema de la inflación. Ahí sí, comparto, será y es hora de que el gobierno actúe.

un abrazo
Ricardo Peralta

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