domingo, 4 de septiembre de 2005

Gasto publico

Fruto de décadas de “recetas” del FMI, de discursos de ministros de Economía con ideas desvariadas y de pronósticos errados de economistas que abandonaron la lectura de experiencias en otros países prevalece el consenso de que el gasto público es malo de por sí. Y la política para bajarlo ha sido exitosa. El gasto público argentino es muy bajo. No sólo es bajo, sino que en los últimos años el gasto total en relación con el PIB ha descendido, al retroceder del 35 por ciento en 2001 a cerca del 30 por ciento en 2004. No hay desborde en las erogaciones del Estado. El gasto público real del primer semestre de este año es un 8 por ciento menor que el de 2001. El gasto social en su conjunto se mantiene prácticamente constante en términos reales, con una caída en su participación en el gasto total. Las prestaciones a la seguridad social (jubilaciones, pensiones y otros beneficios previsionales) siguen perdiendo peso en relación con otros rubros del gasto, al descender del 43 por ciento en el período 1993-2000 al 33 por ciento en la actualidad. No obstante esto, los mentirosos liberales siguen vociferando que la desaforada política expansiva en el gasto motivada por razones electorales esta llevando al país al desastre. Mienten, mienten y siguen mintiendo y los giles todavía les creen. Después de la violenta devaluación que provocó una extraordinaria licuación del gasto público, los empleados estatales registran una pérdida promedio del 25 por ciento del poder adquisitivo, pero las voces de alerta liberales de siempre siguen advirtiendo sobre el peligroso aumento de las erogaciones del Estado. La mayoría de los países en desarrollo y todos los desarrollados acompañaron el crecimiento económico con UNA CRECIENTE PRESIÓN TRIBUTARIA Y UN MAYOR GASTO PÚBLICO como porcentaje del Producto. El tamaño del Estado argentino se ha mantenido prácticamente estancado en la segunda mitad del siglo XX. Hacia 1960 tanto la Argentina como los principales países desarrollados tenían un mismo nivel de gasto público: 27 por ciento del PIB. Los países desarrollados aumentaron el gasto publico en 14 puntos del Producto en los últimos cuarenta y cinco años, MIENTRAS QUE ARGENTINA APENAS 4. En un país en emergencia sociolaboral como el nuestro, con insultantes niveles de pobreza, el Estado tiene un gasto por habitante que en términos reales de un 30 por ciento menor al de 1974.

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