sábado, 3 de septiembre de 2005

Industria nacional

La industria Argentina se caracteriza por haber nacido en una comunidad que no fue pobre antes de entrar en la senda fabril. La Argentina fue rica desde fines del siglo pasado, cuando la fértil pampa húmeda le dio una fortuna especial. Los pueblos ricos pagaban buen precio por sus productos agrícolas, lo cual permitía satisfacer las demandas de productos manufacturados con estos ingresos, mediante la importación. Con el paso del tiempo, los precios de esos productos primarios tendieron a la baja y Argentina perdió su ventaja relativa dado que otros países aprendieron a producir carne y cereales en mayores cantidades y a menores costos. Si bien la mayoría de esa demanda era satisfecha por la importación, la cercanía a los consumidores ofrecía un factor atractivo para quienes osaban establecer nuevas actividades. Esto originó el establecimiento de numerosos pequeños emprendimientos dedicados a satisfacer esta demanda en aumento. No hay instituciones en el medio local para formar especialistas, dado que estos emprendimientos debían rendir buenos beneficios desde el primer momento, única forma de permitir la rápida capitalización de la actividad frente a la CARENCIA DE CRÉDITO Y OTROS SISTEMAS DE APOYO A SU CRECIMIENTO. Una de las consecuencias más sorprendentes de la Segunda Guerra fue la expansión vertiginosa de las exportaciones industriales Argentinas. La salida fabril al exterior permitía ampliar la escala productiva y las dimensiones económicas de la producción, en un proceso que fue efímero. En cuanto terminó la guerra, esos mercados se perdieron. Parte de esto FUE CULPA DEL PROPIO GOBIERNO ARGENTINO QUE PROHIBIÓ ALGUNAS EXPORTACIONES POR TEMOR A QUE SE DESATENDIERA EL MERCADO INTERNO Y OTRA CUOTA DE RESPONSABILIDAD FUE DE LOS INDUSTRIALES QUE SE ENCONTRABAN MAS CÓMODOS EN EL PROTEGIDO MERCADO LOCAL. Lo cierto es que la industria se replegó sin reclamos, como si no hubiese tenido confianza en su potencial competitivo ni en el posible apoyo oficial. A esto se sumó, que Washington para presionar la incorporación de Argentina a la guerra contra el eje, prohibió el envío de diversos productos a nuestro país: equipos de extracción petrolera, locomotoras, artículos de acero, armas, combustibles y otros. Preocupados por el surgimiento de una potencia no confiable en el continente, decidieron que era esencial NO PERMITIR LA EXPANSIÓN DE UNA INDUSTRIA PESADA ARGENTINA. El país se vio obligado a producir en las peores condiciones de contexto, falto de energía, de insumos básicos y de equipos modernos. Pero, la Argentina siguió luchando tenazmente por industrializarse, con aciertos y errores, pero haciendo progresos. Hasta que en la década de los setenta la ideología monetarista, logró sentar sus reales en el cono sur para efectuar sus ensayos de política económica. Los monetaristas ignoraron la producción, para ellos formaba parte de una rama secundaria de la economía. La Argentina comenzó a sufrir las consecuencias de ese enfoque adoptado durante el gobierno militar, su aplicación quebró el sistema productivo . La importación comenzó tímidamente en 1977, creció en 1978 y se convirtió en torrente en 1979-80, a medida que el gobierno fomentaba ese ingreso. El saldo del comercio exterior se volvió negativo. La industria entró en la crisis de 1975-76 EN LAS MEJORES CONDICIONES DE SU HISTORIA. VENÍA DE VARÍAS DÉCADAS DE CRECIMIENTO CONTINUO, signado por algunas crisis coyunturales, y estaba en un proceso de expansión que la había llevado, hacia 1974, al uso de toda su capacidad instalada, mientras se lanzaban los nuevos proyectos de expansión de las ramas básicas. La persistencia de las elevadas tasas de interés sufridas desde 1975 y la apertura indiscriminada a las importaciones fueron cambiando la economía Argentina. El gobierno tendió a favorecer por medios diversos esas importaciones que, afirmaba, servían para controlar el precio de la oferta local y obligarían a ésta a mejorar la calidad de su producto. En breve plazo, algunas empresas se hicieron importadoras. Recorriendo en sentido inverso la evolución seguida en la época del treinta. El gobierno suspendió los planes de promoción industrial. La industria comenzó a ser vista como una proveedora de bienes de mala calidad. Es importante tener conciencia del desarrollo alcanzado por la industria Argentina décadas atrás, con todas sus limitaciones, para advertir la magnitud del retroceso sufrido. El PBI llegó a representar o a superar, la tercera parte del nacional (lo que significa bastante más de la mitad de lo aportado por los sectores directamente productivos), ocupando una quinta parte, y más de la población económicamente activa. En 1970 los trabajadores industriales eran el 28 % del personal ocupado, en 1999 descendieron al 18 . LA ARGENTINA FUE HACIA LA DÉCADA DEL 50 Y 60 EL PAÍS MAS AVANZADO EN CUANTO A DESARROLLO INDUSTRIAL EN AMÉRICA LATINA, CON UNA INDUSTRIA AERONÁUTICA Y ESPACIAL, CON UN DOMINIO AVANZADO DE LA TECNOLOGÍA NUCLEAR, UNA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ PROPIA EN LA DÉCADA DEL 50, UNA INDUSTRIA DE ARMAMENTOS MUY IMPORTANTE Y CON ANTERIORIDAD A TODOS LOS DEMÁS PAÍSES DE LA REGIÓN UNA INDUSTRIA ELECTRÓNICA AVANZADA. De todos esos avances obtenidos por nuestro país en materia de desarrollo industrial, en la actualidad sólo queda el recuerdo. Esta es la obra de los liberales traidores y sus socios extranjeros.

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