lunes, 25 de julio de 2005

Hay que romper con el FMI ya

FMI es como un monstruo mitológico: cuanto más se intenta saciarlo, más hambre tiene; cuanto más se intenta satisfacer sus metas, más pide. El FMI tiene una inteligencia demoníaca: alimenta a la víctima muchas veces para hacerlas más apetecibles y las víctimas que se dejan alimentar creyendo que eso las hará crecer y fortalecerse, se encuentran que son devoradas una y otra vez. La Argentina no cayó nunca en default con el FMI, pero el FMI quiere que la sangre argentina llegue hasta el rió. Desde que el Gobierno entró en cesación de pagos con la mayoría de su acreedores, no dejó de pagar sus vencimientos con el organismo: canceló más del 20% de la deuda que tenía entonces, pagando en los últimos 3 años y medio cerca de 13.000 millones de dólares entre amortizaciones e intereses, aunque atravesaba la peor crisis de su historia, con el 50% de la población bajo la línea de la pobreza. Cuando en enero de 2005 se lanzó la reestructuración de la deuda pública con los acreedores privados, con una quita nominal del 43%, se mantuvo al Fondo su condición de acreedor privilegiado, sin quita ni baja de tasas de interés. El FMI no se puede quejar del sacrificio de los argentinos, pero nada es suficiente para el FMI, porque al FMI le gusta el olor de la pobreza, le agrada la suplica del mendigo, las lagrimas de los débiles satisfacen su sadismo. La deuda actual con el Fondo es de 12.200 millones de dólares, HAY QUE PAGARLAS YA CON LAS RESERVAS, quedarse en patas como decía San Martín, pero no volver a tener nunca mas nada que ver con esos miserables. Todos los países pobres que negociaron con el fondo sintieron las consecuencias negativas de la ayuda FMI, que no es mas que un salvavidas de plomo. No hay un solo país que siguiendo la receta del fondo haya crecido económicamente o haya salido de la indigencia. Ni uno solo.

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