martes, 14 de diciembre de 2004

La cancelación de la deuda con el FMI

Kirchner desea cancelar la totalidad de la deuda pendiente con el FMI sin esperar los vencimientos sucesivos acordados. La motivación sería acabar con los condicionamiento del Fondo de una vez por todas. La posibilidad de un pago de más de 15.000 millones de dólares descansa en sólo dos eventuales fuentes de fondos: el uso de las reservas internacionales o un préstamo de otro gobierno. En el primer caso, debería emplearse una parte sustancial de las reservas, luego de hacerlas disponibles para tal fin. Las reservas del Banco Central fueron adquiridas con emisión: por cada dólar adquirido se emitieron pesos que incrementaron la circulación monetaria. El aumento de las reservas se ha correspondido paso a paso con el crecimiento de la base monetaria, sólo amortiguado por la absorción a través de letras en pesos emitidas por el Banco Central y adquiridas por el público. La relación cuantitativa de las reservas con la cantidad de pesos del sistema asegura la posibilidad de que si el público desea tener dólares o euros en lugar de pesos, el Banco Central dispone de la capacidad de dar respuesta a esa demanda sin caer en una estampida del tipo de cambio al menor viento en ese sentido. Sin que exista formalmente convertibilidad, hay respaldo efectivo de la base monetaria, que es condición necesaria para que no se produzca una corrida cambiaria ante cualquier leve rumor. Si el Gobierno destinara sus reservas a cancelar toda su deuda con el FMI se generaría una extrema debilidad monetaria frente a la evidencia de una moneda sin respaldo. Ese mismo hecho podría ser el detonante de una corrida cambiaria, que al no encontrar capacidad de respuesta llevaría a una incontrolada devaluación del peso. Pero Redrado cree que hay US$ 11.000 millones para pagarle al Fondo, sin necesidad de acudir al Banco Central. Todavía no ha explicado porque lo cree ni donde pueden estar esos 11 millones de palos verdes. Por otro lado, la obtención de un préstamo de otro gobierno en condiciones similares a la deuda que actualmente tiene la Argentina con el FMI parece una posibilidad remota. La declarada decisión de pagarle al FMI la deuda abre varias dudas. No queda precisado cuáles son los condicionamientos que gambetearía la Argentina en el corto plazo si pagara sin reembolsos la deuda con el FMI. Con los años el FMI ha ido siendo dominado por gente afín a la gran banca comercial –básicamente, anglosajona y holandesa-, así el organismo dejó de lado su papel fundacional y acabó convirtiéndose en agente de cobranzas por cuenta del sector financiero privado, que prestaba a deudores soberanos sin fijarse en los riesgos. En vez de prevenir estados de insolvencia, el Fondo los deja llegar a lo insostenible imponiendo recetas procíclicas en lugar de medidas anticlícas. Es decir, le tiran a los países en problemas un salvavidas de plomo. Es natural que Rusia, China, Malasia quieran olvidarse del FMI para siempre y que la Argentina quiera hacer lo mismo.




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