sábado, 18 de mayo de 2013

Consecuencias económicas del golpe neoliberal de Videla de 1976

Derrocado el gobierno de María Estela Martínez de Perón, Videla designó como ministro de Economía a José Alfredo Martínez de Hoz, ejecutor e ideólogo de un plan económico que pudo ser impuesto a partir de la actividad represiva del Estado. El programa económico fue presentado el 2 de abril de 1976 y tenía como propósito frenar la inflación, estimular la inversión extranjera y una brusca reducción de los aranceles, que llegó a su máximo en 1978. El resultado fue la destrucción de la industria nacional, la anulación de los derechos laborales, y el disparo de la devaluación que generó un perverso juego financiero en perjuicio de la actividad productiva y multiplicó por seis la deuda externa. La deuda externa -que incluyó la estatización de obligaciones privadas-, paso de de 7.875 millones de dólares a fines de 1975 a 45.087 millones al cierre de 1983. En los primeros años de dictadura y siguiendo los lineamientos de la neoliberal Escuela de Chicago -de la que Martinez de Hoz era uno de sus principales referentes locales-, hizo una indiscriminada apertura de importaciones que, como un castillo de naipes, derrumbó la industria nacional. Así, cerraron sus plantas General Motors, Peugeot, Citroën y Chrysler, Siam, Decca (Deutz-La Cantábrica), Aceros Ohler, Tamet, Cura, Olivetti, y miles de pequeñas y medianas compañías. En 1980, la industria quedo reducida un 10 por ciento su participación en el PBI y en algunos rubros, como el textil, había caído un 15 por ciento. Se pasó así de un modelo de industrialización hacia otro de acumulación de divisas que se conoció como "bicicleta financiera", una carrera del peso contra el dólar que terminaría destruyendo el ahorro nacional. Las grandes empresas tomaban crédito en el exterior, lo colocaban en plazos fijos, valorizaban el monto prestado, y lo fugaban hacia las casas matrices o hacia sus propias cuentas en el exterior. Con la llegada de la "plata dulce" y el "deme dos" en Miami, Brasil y Uruguay, fue avanzando un plan económico que iba a dejar a millares de argentinos en la pobreza, el desempleo y la desesperanza. Ese perverso juego financiero provocó una catarata de quiebras entre los bancos locales, cuyos pasivos fueron asumidos por el Estado nacional, dejó un tendal de ahorristas sin sus recursos, aumentó la demanda de dólares y la fuga de divisas. Para frenar la suba de precios, la sangrienta dictadura videlista creó dos tipos de cambios: el financiero y el comercial para las exportaciones y Martínez de Hoz pasó a ser el ministro de la "tablita", que fijaba una inusual devaluación gradual en la paridad con el dólar. En aquellos primeros años hubo también un plan sistemático de destrucción de empresas, pero a través de métodos más directos: obligar a sus dueños a venderlas o transferir acciones o llevarlas a la quiebra. Actualmente, la Justicia argentina investiga más de 600 liquidaciones de compañías realizadas en los primeros años de la Dictadura, que para cometer esas acciones delictivas utilizó grupos de tareas. Estos grupos estaban integrados por personal de la División Bancos de la Policía Federal, del Banco Central y la Comisión Nacional de Valores y tenían como objetivo amedrentar y extorsionar empresarios. Una de las autocriticas que se hacen los genocidas es lamentar no haber matado 10.000 personas mas, incluyendo en las listas a los empresarios que no simpatizaban con el "proceso". La política laboral fue también complemento y eje del programa económico: prohibición de huelgas e intervención de los sindicatos para lograr el congelamiento de salarios. El sueldo real tomado sobre una base de 100 en 1970, había llegado a 124 en 1975 y en 1976 se hundió a 79, el nivel más bajo desde la década del 30. La pobreza que desde 1940 se ubicó debajo del 10 por ciento, y que era inferior al 6 en 1974, trepó al 12,8 en 1980 y superó el 37 en 1982. La desocupación estaba en el 3,8 por ciento en 1975 y alcanzó un pico del 6 por ciento en mayo de 1982. Videla delegó el poder en Roberto Eduardo Viola y Martínez de Hoz dejó también su lugar en manos de Lorenzo Sigaut. A esto quieren volver los golpistas neoliberales con su acoso mediatico. ¿Estan dispuestos a que esto se repita? ¿Van a permitir que vuelvan a matar y a destuir el pais una vez mas?

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