El abismo fiscal hace referencia a una combinación de alzas en los impuestos y de recortes en el gasto federal que entrarán en vigencia en enero del próximo año. Cerca de US$ 670 mil millones —divididos en US$ 532 mil millones en aumento de la carga tributaria y US$ 136 mil millones en rebajas en el gasto— significarían una reducción de entre un 4% y 5% del PIB. Cada hogar pagará US$ 3.500 más en impuestos, los recortes podrían costar 1 millón de empleos en 2013 y 2014, casi un cuarto de los nuevos puestos creados en los últimos cuatro años. Entre el cuarto trimestre de 2012 y el cuarto trimestre de 2013 el PIB real (ajustado por inflación) se contraería 0,5%. Hacia fines del próximo año el desempleo se elevaría a 9,1%. ¿Cómo se llegó esta situación? El ex presidente Bush y los republicanos en el Congreso no lograron conseguir los 60 votos necesarios en el Senado para aprobar el recorte inicial de impuestos de US$ 1,7 billón (millón de millones) en 2001, por lo que utilizaron una herramienta legal para autorizar las rebajas impositivas. Pero esta medida tenía una fecha de término: los recortes expirarían a los diez años. En 2003, Bush ingresó un nuevo proyecto de reducción tributaria, que también caducaría en 2011. Tras las elecciones parlamentarias de 2010, Obama llegó a un acuerdo con los republicanos para extender los beneficios fiscales por otros dos años y se agregaron otras medidas tributarias, como el recorte de los impuestos salariales, para estimular la economía. Esta es la extensión que se acabará a fin de año. La disminución en el gasto, en tanto, se remonta al año pasado. La Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, se opuso a elevar el límite de la deuda sin una legislación que garantizara que el aumento sería al menos igualado por la reducción del déficit. La Casa Blanca y el Capitolio acordaron rebajar los gastos en cerca de US$ 1 billón en los próximos diez años. También crearon un comité especial bipartidista de reducción de déficit para encontrar otro US$ 1,2 billón en ahorros durante la próxima década. Si esta comisión fallaba, los ahorros serían garantizados por recortes automáticos en diversos programas gubernamentales a partir de 2013. El llamado supercomité falló y ahora el gobierno enfrenta la reducción en el gasto. El presidente Obama y el Congreso tienen un poco más de un mes para llegar a un acuerdo. ¿Qué significa para los yanquis llegar a un “acuerdo”? ¿resolver el problema? No. Simplemente patear, una vez mas, la pelota hacia adelante.
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