martes, 9 de agosto de 2011

La descalificadora Standard & Poor’s

Para entender la furia desatada por la decisión de la calificadora Standard & Poor’s de rebajar la calificación de la deuda pública estadounidense, es necesario tener presentes dos ideas. La primera es que EE.UU. ya no es efectivamente el país estable y confiable que solía ser. La segunda es que S&P’s tiene una credibilidad aún menor. La palabra que mejor describe la decisión de la agencia de rebajar la calificación estadounidense es descaro. El gran déficit fiscal de los EE.UU. es consecuencia, en definitiva, de la depresión económica que sobrevino después de la crisis financiera de 2008. Y S&P, junto con sus agencias calificadoras gemelas, contribuyó considerablemente a provocar dicha crisis, poniendo calificaciones AAA a activos respaldados por hipotecas que desde entonces han pasado a ser desecho tóxico. La falta de criterio no termina ahí. Como es sabido, S&P puso a Lehman Brothers, cuya quiebra desató pánico a nivel global, una calificación A hasta el mes de su desaparición. ¿Y cómo reaccionó la agencia calificadora después de que esta firma con nota A quebró? Emitiendo un informe en el que negaba haber hecho algo malo. Esta gente es la que ahora se pronuncia sobre la solvencia crediticia en los EE.UU. Antes de rebajar la deuda estadounidense, S&P envió un borrador preliminar del comunicado de prensa al Tesoro estadounidense. Los funcionarios detectaron enseguida un error de US$2 billones en los cálculos de S&P. Después de una discusión, S&P admitió que estaba equivocada y rebajó de todos modos la calificación a los EE.UU ., después de eliminar de su informe parte del análisis económico. Este episodio no inspira precisamente confianza en el juicio de S&P. Las agencias calificadoras nunca han dado ninguna razón para tomar seriamente sus opiniones. Es verdad que en general rebajaron la calificación de los países que entraron en cesación de pagos antes de que el hecho ocurriera. Pero en esos casos las agencias calificadoras simplemente seguían a los mercados, que ya habían delatado a esos deudores problemáticos. Y en los casos poco frecuentes en que las agencias calificadoras rebajaron la calificación a países que, como EE.UU., todavía gozaban de la confianza de los inversores, siempre se equivocaron. Pensemos, en particular, en el caso de Japón, país al que S&P rebajó la nota en 2002. Nueve años más tarde, Japón todavía puede endeudarse libremente y barato. Esto no quiere decir que EE.UU. no tiene realmente grandes problemas.

Fuente

1 comentario:

Noe Rodriguez dijo...

Excelente vision de la situación real con estas calificadoras de riesgo que de paso, quien las califica a ellas? Estas calificadoras son a todas luces influenciadas por diversos factores políticos que las descalifican como dice su escrito.

Saludos desde Venezuela
Econ. Noe Rodriguez
www.pe.com.ve

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