viernes, 15 de abril de 2011

Estados Unidos: o elevan los impuestos a los ricos ahora o se preparan para una revolución social

Las revoluciones se construyen a lo largo del tiempo, una masa crítica, un punto de deflagración. Luego, se inflaman repentinamente, de manera impredecible. Al igual que en Egipto, que comenzó en la página de Facebook de un joven ejecutivo de Google. Y se hacen virales, rabiando incontrolablemente. No se pueden detener. En Estados Unidos, esa revolución está configurada alrededor de la ilusión de súper riqueza dominante. Sabemos que a los súper ricos no les importa. El 1% superior lleva vidas privilegiadas, no les preocupa mucho. Sus familias hacen vacaciones en los mejores centros turísticos. Sus mayores preocupaciones son encontrar el mejor maestro de Pilates, el mejor masajista, los mejores cirujanos, las mejores escuelas privadas. Ellos no se preocupan por el subyacente deterioro de los Estados Unidos o del mundo, excepto en lo abstracto, porque no se ven directamente afectados por él. Eso no quiere decir que no se conmuevan, que no sean conscientes o que no hablen de los problemas que se suscitan. Pero lo que principalmente les preocupa es proteger y mejorar sus posiciones económicas y sociales, garantizando el buen vivir de sus familias. Y absolutamente nada mas. Esta actitud es delirante, mortal y, sin embargo, omnipresente en los Estados Unidos. Ese 1% superior cree honestamente que es inmune, que está protegido de las consecuencias no intencionadas de apabullar a los estadounidenses por tres décadas con la cantinela del libre mercado y el chorreo de las doctrinas Reagan que los hicieron súper ricos. Están convencidos de que las mismas doctrinas los protegerán de la inevitable depresión que se viene. ¿Por qué? Debido a que tienen megadólares guardados. Sus 'provisiones' para el largo plazo. Viven en recintos cerrados, custodiados por mercenarios. Ellos creen que van a seguir viviendo muy bien en una depresión. Pero el resto de EEUU no. Y aún así, a los súper ricos no les importa, excepto en lo abstracto, porque no se ven directamente afectados. Mubarak, Gadafi, Ali, Assad, incluso los sauditas, también vivían en el espejismo de los súper-ricos. Y lo venían haciendo desde hacía mucho tiempo. Pero ya vemos que eran vulnerables. Estaban maduros, como para una revolución. Ellos, también creían sinceramente que estaban protegidos por Dios, elegidos para la gran riqueza terrenal, disfrutando de sus grandes ejércitos. Entonces, de repente, de la nada, una nueva generación educada, desempleada y frustrada se volvió en su contra, se rebeló, reclamando su parte de los beneficios económicos, las oportunidades, y provocando las revoluciones, en busca de retribución. Hay un paralelo entre la tasa de desempleo del 25% entre los jóvenes revolucionarios de Egipto y el 21% de los jóvenes trabajadores de EEUU. Los jóvenes serán los más afectados por los reajustes presupuestales de los gobiernos, pero no los únicos. Uno de cada cinco estadounidenses está desempleado o subempleado. Una de cada nueve familias no puede hacer el pago mínimo de sus tarjetas de crédito. Una de cada ocho hipotecas está atrasada o en ejecución. Uno de cada ocho estadounidenses sobrevive con cupones de alimentos. El sueño estadounidense se está convirtiendo en una pesadilla. Pronto va a implosionar.

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