Antes de las apocalípticas predicciones de Meredith Whitney, Nouriel Roubini y otros pesimistas durante la crisis subprime, Mary Meeker, ex analista de Morgan Stanley, era considerada como la reina de Internet, debido a la precisión con la que pronosticó la burbuja tecnológica. Ahora, liberada de sus obligaciones en la banca de inversión, y en su nuevo cargo de socia en la firma de capital privado, Kleiner Perkins, Meeker ha elaborado una minuciosa radiografía de la situación económica de EEUU. El déficit presupuestario de Estados Unidos cerró en 49.800 millones de dólares en enero de 2011, 7.200 millones más que en enero de 2010, mientras que el gasto público subió de 247.900 millones a 276.300 millones de dólares. Mientras Obama anuncia recortes “dolorosos pero necesarios” en el presupuesto de 2012 planea aumentar el presupuesto para la guerra. El Producto Interior Bruto (PIB) norteamericano creció un 2,8% en el cuarto trimestre de 2010, en lugar de un 3,2%. Citigroup considera que en 2050, EEUU quedará relegado al tercer puesto de la economía mundial, por detrás de India y China. Ahora Meeker, en su estudio, titulado como USA Inc, examina las cuentas del país como si fuera una compañía. "Bajo los estándares del corporate norteamericano, las cuentas de USA inc (la compañía imaginaria que engloba a todo el país) son bastante desesperanzadoras", asegura. El veredicto de Meeker no es nada esperanzador, de hecho compara la economía norteamericana con el mismo rumbo que tomó General Motors antes de tener que someterse a una quiebra supervisada por el gobierno norteamericano. La revista Bloomberg BusinessWeek se hace eco del informe y se pregunta si un inversor estaría dispuesto a invertir en una compañía que perdió el año pasado 2 billones de dólares y cuyo valor total es de menos 44 billones de dólares (millones de millones). Entre los datos más llamativos del estudio sorprende, por ejemplo, que "la extensión de las ayudas a los desempleados costará 34.000 millones de dólares durante los dos próximos años". Además, los niveles de deuda serán tres veces mayores en 2030. Cinco años antes, los intereses sobre esta deuda y los costes de la seguridad social, ayudas al desempleo y los programas sanitarios como el Medicaid, sobrepasarán los ingresos del país. Hasta el momento, el nivel máximo de deuda en EEUU está a punto de tocar techo y, de no haber una extensión, el impago podría estar asegurado. Bajo estas circunstancias, Moody's advierte que de darse dicha situación se vería obligado a revisar la calificación de la deuda norteamericana.
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