martes, 25 de enero de 2011

China y el nuevo orden mundial

Estados Unidos y China tienen enormes intereses comunes. El comercio mutuo (ahora de 500.000 millones de dólares anuales) puede proporcionar productos a bajo costo para los norteamericanos y alimentos y fabricaciones avanzadas para los chinos. Pero los objetivos de China y Estados Unidos difieren drásticamente. Estados Unidos desea ampliar y prolongar el orden internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial. En cambio, China persigue un nuevo orden mundial, en el que sus necesidades son prioridad -un orden en el que China subsidia las exportaciones, controla las importaciones esenciales (petróleo, alimentos, minerales) y fuerza la transferencia de tecnología avanzada. Metódicamente se esta produciendo una transferencia de puestos de trabajo, tecnología y poder económico norteamericanos a China, mientras los funcionarios norteamericanos actúan como si no pudieran hacer mucho para cambiar la situación. El New York Times recientemente informó que Evergreen, un fabricante de paneles solares, está cerrando su fábrica de Massachussets, mudando su producción a una operación conjunta en China y despidiendo 800 operarios norteamericanos. A pesar de los 43 millones de dólares de asistencia del Estado de Massachussets, el jefe ejecutivo de Evergreen expresó que los subsidios de China -principalmente préstamos con bajo interés de bancos controlados por el Estado- eran demasiado grandes para dejarlos pasar. De esa manera, la producción china de paneles solares se elevó 50 veces de 2005 a 2010. Los préstamos baratos a empresas de paneles solares suman unos 30.000 millones de dólares, pero no está claro si se pagarán en su totalidad. ¡Podría ser dinero gratis!. Pero gracias ese “dinero gratis” la porción de China de la producción mundial saltó de un 9 a un 48 por ciento. En 2010, alrededor del 95 por ciento de los paneles solares de China se exportaron. Consideremos, ahora, la transferencia tecnológica. Las grandes empresas multinacionales quieren estar en China, pero el costo de ello a menudo consiste en la pérdida de importante tecnología mediante acuerdos de licencias requeridos, operaciones conjuntas obligatorias, ingeniería inversa o, directamente, robo. Las empresas de software norteamericanas estiman que entre un 85 y 90 por ciento de sus productos son pirateados en China. Veamos los proyectos de ferrocarriles de alta velocidad de China (que no tienen desperdicio). Inicialmente, firmas extranjeras tales como Siemens de Alemania obtuvieron la mayoría de los contratos; en 2009, el gobierno comenzó a requerir que las firmas extranjeras establecieran operaciones conjuntas minoritarias con empresas chinas. Tras haber dominado las “tecnologías básicas”, las compañías chinas han captado el 80 por ciento o más del mercado local y compiten con firmas extranjeras para las exportaciones. Lo mismo está ocurriendo en la fabricación de aeronaves comerciales. China está construyendo un competidor del Boeing 737 y del Airbus 320; General Electric ha entrado en una operación conjunta que proveerá la aviónica, es decir la electrónica de aviación. Ahora veamos el aspecto financiero. Las reservas en moneda extranjera de China -obtenidas principalmente mediante enormes excedentes de exportación- se acercaron a 2,9 billones de dólares a fines del año 2010. Estos enormes fondos (que aumentan en cientos de miles de millones anualmente) permiten a China expandir su influencia repartiendo préstamos de bajo costo en todo el mundo o realizando inversiones estratégicas en materia prima y empresas. El Financial Times reportó recientemente que China -mediante el Banco de Exportaciones-Importaciones de China y el Banco de Desarrollo de China- ha prestado más dinero a otros países en desarrollo en los últimos dos años que el Banco Mundial. Señores, estoy de pie y aplaudiendo.

Fuente

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es lógico. Con la sexta parte de la población mundial y un gobierno eficiente China tiene su lógico lugar en esto. Es solo el orden natural de las cosas. Ahora si en el resto de los países fuéramos mas competitivos y tuviéramos mejor cultura laboral no nos iría tan mal.
Lo que era insultante, era que EUA produciendo muy poca riqueza viviera del crédito y pretendieran seguir así para siempre.
Bien por los chinos se lo merecen.

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