A finales de agosto la Reserva Federal de EE.UU. había anticipado que vendría una nueva inyección de dinero en el intento de aventar una recuperación en la primera economía del mundo que nunca termina de consolidarse. Así, un nuevo baño de dólares a nivel mundial comenzó a desparramar consecuencias sobre el planeta. El dólar se devaluó y con excepción de la moneda estadounidense todo comenzó a subir. Algunos capitales buscaron refugio en el oro, que tocó nuevos niveles récord (US$ 1370 la onza), se fortificó el euro y treparon los precios de las materias primas en general y de los granos en especial. Los precios del maíz y la soja subieron 24 por ciento en lo que va de octubre, sentando buenas bases para el proceso de siembra que se está concretando en este momento. El baño de dólares sobre la economía mundial mostró otra cara de la realidad: la tasa de interés de referencia de los EE.UU. En otras palabras, la mayor parte del dinero que está dando vueltas por el mundo desarrollado no tiene costo. Con ese dato en el bolsillo, inversores y especuladores internacionales desataron una frenética carrera para encontrar rentabilidad y, ahí estan los bonos argentinos ofreciendo rendimientos superiores al 10% anual. Diez por ciento contra cero es una operación muy atractiva para que los inversores apuesten parte de su capital. Cristina afirmó, en Alemania, que la Argentina quiere pagarle la deuda al Club de París, el club de los países más ricos del planeta. Los buscadores de rentabilidad con bajo riesgo sacaron cuentas rápido: si la Presidenta dice que quieren pagar, si tienen US$ 51.500 millones en reservas y encima producen soja y la tonelada de ese grano subió a US$ 433, la posibilidad de ganar es alta. Con esas bases y la zanahoria del 10% anual, cualquier inversor tardan muy poco en convencerse en que los bonos argentinos son una alternativa válida. Con el marco que ponen la tasa cero, el maíz, la soja y la buena demanda internacional de alimentos y la decisión oficial de que el precio del dólar crezca muy por debajo de la inflación, el sendero económico para 2011 se presenta muy favorable. Sólo en septiembre, la suscripciones de bonos de gobiernos y empresas a nivel mundial representaron US$ 150.000 millones, algo así como medio PBI de la Argentina.
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