miércoles, 3 de marzo de 2010

La desaparición de las empresas nacionales

La Argentina vive, desde hace más de dos décadas, una progresiva desnacionalización de las empresas. Según los liberales esto fue una bendicion del cielo que nos libró de los empresarios nacionales corruptos. Y así vinieron los buenos extranjeros a hacer lo que los criollos no saben. Pero ¿cuánto han reinvertido las multinacionales en el país?. Con el siniestro Menem se aplicaron principios tales como la desregulación, la liberalización del mercado, las privatizaciones y la apertura comercial y financiera. Con la adopción de esta política económica −promovida por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial−, ingresaron, en el país, gran cantidad de inversiones, principalmente estadounidenses y europeas. Empresas tradicionales como Villavicencio, Bagley, Canale, Banco Francés, Sevel, Pinturerías Alba, Peñaflor y Bodegas Norton y Navarro Correas fueron adquiridas por capitales foráneos. Los argentinos con media neurona en el cerebro aplaudieron. Las compañías europeas Telecom, Telefónica, Endesa, Gas Natural, y Electricité de France y el Grupo Suez monopolizaron los servicios públicos. No obstante, siguieron percibiendo ayuda estatal a través de subsidios y de beneficios impositivos. La genialidad argentina: subsidiar lo extranjero, fundir lo argentino. Somos unos fenomenos, viejo. La inversión extranjera directa (IED) pasó de representar el 8% del PBI al 22%. ¡Grande Pa!. Al mismo tiempo, el Estado se sustrajo de su papel regulador para dejar el mando al mercado. El fin de la convertibilidad y la consiguiente crisis política y económica de 2001 provocaron que las multinacionales, instituidas en la Argentina, giraran sus dividendos a sus casas matrices y se incentivara la compra de activos externos, por parte de los argentos. Kirchner apostó por una política económica cercana a las ideas keneysianas, es decir, a la activa intervención estatal para estimular el crecimiento. Además, comunicó la intención de conformar un empresariado nacional fuerte y propiciar la redistribución del ingreso. Esto no se cumplió. Entre 1997 y 2007, la cantidad de entidades extranjeras se incrementó de 104 a 128. La participación en la facturación, durante estos diez años, creció del 65, 5% al 77, 3%. A diferencia de los ’90, los capitales que llegaron fueron principalmente brasileños, chilenos y mexicanos, ya no europeos y estadounidenses. Entre 2002-2005, la inversión brasileña casi triplicó a la efectuada por capitales del mismo origen en todo el período de la convertibilidad. Esto se debió al tipo de cambio favorable y a la financiación del Banco de Desarrollo del Brasil (Bndes). De esta manera, Quilmes pasó a manos de AmBev, Pecom a Petrobras, Camargo Correa se quedó con Alpargatas y la cementera Loma Negra, Belgo Mineira con Acindar y el Banco Itaú con el Banco del Buen Ayre, entre las ventas más resonantes. Mientras los argentos se alzaban de hombros: despues de todo los brazucas son tan extranjeros como cualquier otro. En tanto, la corporación chilena Cencosud, que administra los supermercados Jumbo, Disco, Easy y Súper Vea, sumó a sus adquisiciones a la cadena Blainsten, especializada en materiales para la construcción. Pinturerías Rex fue comprada por Falabella, las cervezas Bieckert, Palermo e Imperial por el grupo CCU, y la láctea Milkaut por la trasandina Bethia. La inversión de capitales mexicanos se llevó a cabo mediante la venta de Fargo a Bimbo, la Editorial Atlántida a Televisa y CTI a Telmex. En 2007, las ganancias de las transnacionales alcanzaron un récord histórico de 7418 millones de US$. Mientras que, en 2008, los dividendos girados al exterior fueron de 3552 millones de US$, o sea, la huida duplicó a la del año anterior, alcanzando niveles semejantes a los de 2002. El éxodo de utilidades coincide con la crisis financiera internacional en el panorama externo y con la prolongada disputa agro-gobierno en el ámbito interno. En consecuencia, la reinversión de ganancias sufrió un fuerte descenso −396 millones de US$− en comparación con la realizada en el 2007, que alcanzó los 2049 millones de US$. Ese egreso de ganancias prosigue sin detenerse, entre julio de 2007 y julio de 2009, llegó a 43.000 millones de US$. No se trata de prohibir la entrada de capitales foráneos, sino de que el Estado propicie la reinversión en el país de las ganancias obtenidas, de estimular al empresariado nacional a invertir y no a vender, de incentivar y ayudar a las pymes nacionales, de brindar confianza y de establecer normas claras que beneficien a todos. Esto no sucede sin una activa gestión estatal.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Se trata de una movida que para mi entender comenzo hace mas de 30 años, viene acompañada de una caida en el nivel de educacion, perdida de valores basicos y de la cultura del trabajo, donde un niño ve a su padre que a la mañana se levanta para ir a trabajar y no como ahora que se levantan para ir a cortar rutas. Esto va a cambiar, pero va a pasar un tiempo, es necesario que la actual dirigencia (que es la misma de hace por lo menos 15 años y algunos con mayor tiempo que participaron en el saqueo de nuestra Argentina) se renueve con sangre nueva y con vocacion de servicio. Lo mas triste es que los politicos son un reflejo de lo que es el pueblo, la sociedad. Por lo tanto hasta que no cambiemos como sociedad y tengamos respeto, valores... esto va a seguir igual por mas tiempo.

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