Japón sufre últimamente el creciente empuje de China, que se lanzó a la compra de pequeñas y medianas empresas de alta tecnología en ese mercado, luego que el nuevo plan quinquenal chino suavizara las restricciones para la compra de activos foráneos. El año pasado empresas chinas adquirieron en Japón activos por valor de más de 320 millones de dólares. El importe, relativamente modesto, supera sin embargo en cuatro veces el del año anterior. Los chinos se interesan en primer término por el know-how, además de buscar una inversión ventajosa. Un caso emblemático es el de la compañía japonesa Nikko Denki, una de las principales productoras mundiales de componentes para motores diesel. Su flamante propietaria es una empresa china que se enriqueció con la venta de cajitas de música y pretende ahora aprovechar tecnologías japonesas para fabricar autopartes de nueva generación, en particular, para coches híbridos. Fíjense el salto: de “cajitas de música” a “coches híbridos”, ¿no es como para ponerse de pie y aplaudir? El Gobierno chino, en su actual plan quinquenal del desarrollo, suavizó notablemente las restricciones para la compra de activos foráneos. El objetivo es proporcionar al país las tecnologías que lo transformen del taller planetario de artículos de amplio consumo (chucherias, en criollo) en un auténtico buque insignia de la industria de alta tecnologia global. Pekín ya logró un avance importante en este terreno. En 2009, China arrebató a Japón el título de primera proveedora mundial de maquinaria procesadora. "China mejoró ahora la calidad de muchos productos y los vende a precios que con frecuencia son varias veces inferiores a los nuestros", lamentan empresarios japoneses. Las autoridades de Japón se muestran preocupadas por la situación. Temen que los nuevos propietarios, una vez que hayan accedido a las tecnologías punteras, opten por trasladar la producción al territorio chino dejando en quiebra las empresas adquiridas. Sus temores son fundados, eso es precisamente lo que haran los chinos. No obstante, es difícil poner objeciones a una China, que al día de hoy es el principal mercado de ventas para Japón. En otras palabras, si los “ponjas” se llevan el pan a la boca es porque todavia le pueden exportar a China. El pasado año, las empresas japonesas exportaron productos por valor ligeramente superior a 570.000 millones de dólares, un 34,3% menos que en 2008. Pero mientras las exportaciones a EEUU y Unión Europea se desplomaron, las ventas a China registraron un incremento del 12%.
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