martes, 29 de diciembre de 2009

La ilusoria “gran recuperación”

Antes de que estallara la bomba financiera en septiembre de 2008, Bernanke pronosticaba que dicho estallido nunca iba a ocurrir, y cuando finalmente ocurrió su nuevo pronóstico era que en poco tiempo llegaría la recuperación. Ahora, ha decidido no esperar más y le anuncia al mundo el comienzo del fin de la pesadilla. Desde el inicio de 2009, Bernanke señalaba que antes del fin de ese año comenzarían a verse síntomas claros de superación de la crisis y hacia el mes de agosto anunció que “lo peor de la recesión ha quedado atrás”. No ha sido el único en hacerlo. Una apabullante campaña mediática ha venido utilizando algunas señales aisladas para imponer esa idea. Así fue como el renacimiento de la burbuja bursátil global desde mediados de marzo fue presentada como un síntoma de mejoría económica general. Una nube de “expertos” nos explicó que la euforia de la Bolsa estaba anticipando el fin de la recesión. En realidad, las inyecciones masivas de dinero de los gobiernos de las grandes potencias económicas, beneficiando principalmente al sistema financiero, generaron enormes excedentes de fondos que, en condiciones de enfriamiento generalizado de la producción y el consumo, encontraron en los negocios bursátiles un espacio favorable para rentabilizar sus capitales. De manera que estas alzas bursátiles en vez de ser una señal de una proxima mejoria, es al reves, una señal de que las cosas no mejoran nada. Jugando al alza de los valores de las acciones se empujan hacia arriba sus precios, lo que a su vez incita a invertir más y más dinero en la Bolsa. Es decir, estamos ante una nueva burbuja. Pero el contexto de la actual burbuja bursátil no es el crecimiento de la economía sino la recesión (o en el mejor de los casos, el estancamiento). Las burbujas anteriores (bursátiles, inmobiliarias, comerciales) interactuaban “positivamente” con el resto de las actividades económicas: la subas en los precios de las acciones o de las viviendas alentaban el consumo y la producción, y a su vez estos crecimientos generaban fondos que en buena medida se volcaban hacia los negocios especulativos produciéndose así una suerte de círculo virtuoso especulativo-consumista-productivo de carácter global. Proceso que en última instancia era perverso, destinado a mediano plazo al desastre pero que causaba prosperidad en el corto plazo. La actual burbuja se produce entonces gracias a los fabulosos salvatajes financieros de los gobiernos. Es un círculo vicioso basado en la especulación financiera y el crecimiento débil o negativo. Es evidente que la economía norteamericana no sale de la trampa de la decadencia, los alivios transitorios y las tentativas de recuperación. Los crecimientos drogados fortalecen y recomponen los mecanismos parasitarios que la han llevado al desastre actual. 

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