sábado, 10 de octubre de 2009

Política industrial y planificación

En el sudeste asiático el Estado otorga subsidios (créditos, garantías) en base a metas de inversión, empleo y/o exportaciones. La competencia se utiliza para forzar a las empresas a aplicar esos fondos a los fines que el Estado señala: si una empresa local quiere mantener el flujo de ayuda estatal debe cumplir las metas estipuladas. De este modo un determinado objetivo de exportaciones, por ejemplo, implica que la empresa debe superar la competencia externa para continuar recibiendo la ayuda. De esa manera se puede obligar a las compañías a ampliar la escala, innovar en sus procesos. Sólo cuando aplican de esa forma los fondos logran niveles de productividad que les permiten competir en igualdad de condiciones y abonar salarios similares a los de otras latitudes, proceso que requiere, a su vez, fortaleza sindical y políticas estatales de ingreso. Cualquiera sea el mecanismo específico aplicado, el Estado podrá planificar el desarrollo, especificando metas y retirando el subsidio cuando sean incumplidas. Este control es imposible si el único instrumento de promoción, o más importante, es el tipo de cambio. Entonces, no se considera al tipo de cambio como una variable irrelevante sino, que se critica su entronización como mecanismo suficiente para alcanzar el desarrollo. Se intenta centrar el debate en el rol del Estado en la construcción de los mecanismos de la competencia que encaminen a las empresas en el sentido deseado a través de condicionalidades. Creo que existe un consenso general de que, en promedio, las empresas locales no pueden competir directamente con las extranjeras. La cuestión es qué mecanismos son los más potentes para aproximarnos a una situación donde eso sea posible.

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