domingo, 27 de septiembre de 2009

Fuga de capitales

La persistente fuga de capitales de Argentina revela una conducta empresaria que no se detiene ni en épocas de crecimiento. El problema excede, por dimensión, al de la deuda externa. La fuga de capitales, que ha sido una constante a lo largo de los últimos treinta y cinco años en la economía argentina, no se detuvo ni siquiera en los últimos seis años de fuerte recuperación de la actividad. Por lo tanto, la fuga de capitales no se relaciona con la inestabilidad economica ni con la falta de perspectivas de crecimiento. La fuja de capitales es un forma de evasión propia de los grandes capitales y, en particular, de empresas extranjeras. No es un dato menor, a la hora de explicar la persistencia de la fuga, el profundo proceso de desnacionalización de la economía acontecido a lo largo de las últimas décadas. Una economía sometida a una constante fuga de divisas pierde capacidad de consolidarse. En 1974 el “stock fugado” (capitales emigrados de la Argentina) ascendía a 3800 millones de dólares, equivalentes al 50 por ciento de la deuda externa de ese momento. En 1982 ya ascendían a 34 mil millones (75 por ciento de la deuda); en 1989, a 53 mil millones (80 por ciento); y a fines de 2001, a 138 mil millones (98 por ciento de la deuda). Es decir, no sólo por su evolución sino también por su volumen, la fuga de capitales se transformó en un problema de mayor dimensión que la deuda externa. Pero esas fechas de referencia reflejan momentos de fuerte inestabilidad política (muerte de Perón la primera, crisis de la deuda de Latinoamérica y guerra de Malvinas la siguiente, primera hiperinflación argentina y derrumbe de la convertibilidad, las dos últimas), que se supone que “invitan” a sacar los capitales del país. Sin embargo, recuperado el sendero de crecimiento y la normalización institucional, a partir de 2003, el proceso no se detuvo: en 2006 los capitales fugados se estimaban en 175 mil millones, y tan sólo entre mediados de 2007 y julio de 2009 se habían sumado otros 43 mil millones a los capitales emigrados, superando largamente, casi en un 50 por ciento, el volumen de la deuda externa. Fueron años de fuertes ganancias empresarias, crecimiento sin antecedentes de las exportaciones, pero también de consolidación de un proceso de concentración económica, sobre todo en las áreas más rentables de la economía. En casi todos los casos, esta concentración se dio en favor de empresas extranjeras. Sobre la incidencia de esta situación sobre la fuga de capitales va un solo dato: en 2005, uno de los años de mayor nivel de ganancias empresariales, del total de utilidades obtenidas por empresas extranjeras en el país, sólo el 16 por ciento se reinvirtió y el 84 por ciento restante se remitió al exterior. Por lo tanto, la evidencia empirica indica que la fuga de divisas no esta asociada en una relacion-causa efecto con la inestabilidad economica, la fuga de divisas es, simplemente, el giro ilegal de todas las ganancias de las empresas extranjeras que vienen aqui con el único objetivo de vaciar al pais. Es un producto (y consecuencia logica) del modelo economico neoliberal. 

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