domingo, 1 de marzo de 2009

La maldición de los recursos naturales: ¿mito o realidad?

Una larga tradición entre los economistas desconfía de los recursos naturales. Adam Smith consideraba que era absurdo "enterrar" mucho capital en las minas de su país, en lugar de dedicarlo a la industria. Prebisch se hizo famoso con la teoría de que los precios de los productos básicos necesariamente tendían a la baja y que por ello, y por otras razones, había que darles la espalda y proteger a la industria. De allí nacieron las políticas de "sustitución de importaciones" y "proteccionismo industrial". En épocas mas recientes, Jeff Sachs se hizo conocido por trabajos en que intentaba demostrar que los países ricos en recursos naturales crecían menos como consecuencia de la llamada "enfermedad holandesa". Según esta teoría, la apreciación cambiaria, como consecuencia de un boom de precios de recursos naturales, conducía a la postración de la industria y a un menor crecimiento en el largo plazo. Posteriormente ha habido muchos otros teóricos de la "maldición" de los recursos naturales que consideran que los países con riquezas naturales acaban por desarrollar culturas "rentistas", instituciones débiles e incluso conflictos internos (Paul Collier) que a la postre conducen a la miseria. ¿Qué hay de verdad en estas teorías? Y, en caso de ser ciertas, ¿hay manera de evitar la "maldición"?. Para comenzar, algunos argumentos teóricos y empíricos de la "maldición" no resisten mayor análisis. La realidad muestra que ha habido periodos de precios altos y otros de precios bajos, pero sin tendencia de largo plazo. A su turno, la teoría de la "enfermedad holandesa" se basa en un supuesto de que la industria en su conjunto es más intensiva en tecnología y que su productividad crece más rápido que la de la agricultura o la minería. Basta con considerar la revolución de los transgénicos y la biotecnología, que ha conducido a que aumento más rápidamente la productividad agrícola que la industrial, o los enormes progresos en la geo-interpretación y la eficiencia de la exploración petrolífera y minera. La causa de la maldición es en mucho casos de África y América Latina que se han enfrascado en luchas por las rentas del petróleo y otros minerales y no han sido capaces de desarrollar otros sectores ni buenas instituciones. Hay países que se cuentan hoy entre los más ricos de la tierra gracias al uso juicioso que hicieron de su riqueza natural. Tal es el caso de Canadá, Australia, Nueva Zelanda y los países escandinavos que, aun hoy en día, son grandes exportadores netos de recursos naturales. Estados Unidos basó también su período de mayor crecimiento, entre 1820 y 1930, en sus recursos mineros y agrícolas y solo después se convirtió en una gran potencia industrial. ¿Qué es lo que ha hecho la diferencia entre los casos exitosos y los 'malditos'?. Los exitosos han sido capaces de construir instituciones sólidas, tanto sectoriales (petroleras, mineras o agrícolas) como fiscales y monetarias, que han permitido captar las rentas de la explotación y utilizarlas productivamente. Han evitado la corrupción y la apropiación indebida de las rentas por unos grupos u otros y las han invertido bien en infraestructura física y social (especialmente en educación), lo que ha permitido diversificar la base productiva y exportadora. Asimismo, han logrado manejar bien los ciclos de los precios de los productos básicos, ahorrando recursos fiscales y divisas en épocas de vacas gordas para hacer política contracíclica en épocas de vacas flacas. Los más exitosos de todos invirtieron también mucho en investigación y desarrollo, crearon empresas petroleras, mineras y agrícolas (privadas o públicas) de clase mundial y exportan hoy tanto o más servicios tecnológicos asociados con estas actividades que los propios recursos naturales. Todos los países ricos en recursos naturales que han tenido éxito en convertirlos en la base de su prosperidad actual se han empeñado en construir instituciones sólidas, han sido juiciosos en la política sectorial y macroeconómica y han invertido bien las rentas de los recursos naturales. Los 'malditos' han sido incapaces de captar las rentas de sus propios recursos naturales, otros han tenido gobernantes inescrupulosos que se han enriquecido y han enriquecido a sus amigos a costa del resto del país; en algunos la lucha por las rentas ha degenerado en conflictos y guerras civiles y en varios otros las rentas se han dilapidado en proyectos y programas mal estudiados y peor ejecutados.

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