sábado, 31 de enero de 2009

El ajuste del consumo americano

El gobierno saliente sostuvo la demanda interna sobre la base del gasto público deficitario vinculado con las aventuras militares de su presidente. A esto se le sumó, en los últimos años, el creciente gasto de las familias en los Estados Unidos.

Esto funcionó tanto para viviendas como para consumo durable. Así se logró simultáneamente sobreexpandir: el consumo familiar, el gasto público y el precio de los activos reales y financieros. Crecieron fuertemente el valor de las acciones y las propiedades. De ahí que no sólo los americanos consumieron más de lo que ganaban sino, además, se consideraron más ricos que antes dado el incremento en el valor de sus propiedades.

En el agregado, es decir si sumamos todo, tenemos una economía que en lugar de ahorrar desahorra. Su contrapartida fue que el resto del mundo tuvo que ahorrar demás para compensarlo. Desde el punto de vista macroeconómico esto se expreso en los Estados Unidos con crónicos déficit gemelos tanto fiscal como extemo, mientras que el resto del mundo tuvo, en las mismas cuentas, superávit.

¿Cómo se sostuvo por tanto tiempo esta dinámica? Básicamente porque todo el mundo estaba conforme con la situación descripta. El resto del mundo ""disfrutó"" un buen nivel de demanda, buenos precios internacionales, acumulación de reservas, etcétera, a tal punto que hasta el FMI cayó en desuso y estuvo al borde de su liquidación.

La crisis comenzó cuando alguien, en los Estados Unidos, descubrió que las propiedades que habían sido compradas con hipoteca no valían el monto del crédito otorgado. De ahí que la crisis comenzó por los bancos y/o tenedores de obligaciones hipotecarias y alcanzó a todos los planos de la economía.

La crisis bancaria gatillo los primeros despidos y la caída en el valor de los activos de propiedad de los americanos. En un contexto de incertidumbre acerca del mantenimiento de las fuentes de trabajo y la pérdida en el valor de los ahorros, las familias americanas comenzaron a reducir rápidamente su consumo. En este contexto las empresas responden con ajustes de gastos que implican, entre otros, despidos y congelamiento salarial. Y así sucesivamente.

La inusitada velocidad en el ajuste del consumo privado se explica porque los directivos de las grandes empresas americanas necesitan mostrarles a sus accionistas que hacen todo lo posible por recuperar sus niveles de ganancias para sostener el valor de las acciones. En los Estados Unidos casi no existe indemnización por despido, lo cual facilita la decisión de despido por parte de las empresas y agudiza la tendencia a ahorrar por parte de los consumidores que, obviamente, son también asalariados.

En un contexto de caída de la demanda y por ende la posibilidad de perder el empleo, las decisiones de gasto se reducen de manera notable. Del mismo modo los bancos tampoco están proclives a financiar posibles futuros desocupados. Esta dinámica explica no sólo la velocidad con que cae el empleo en los EE.UU. sino además que, naturalmente y sin intervención estatal, puede ser muy profunda. Claramente ésta recién comienza y lo peor está por verse.

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