Ciencia aplicada a la agricultura

El doctor Julio López Mañán (1878-1922), fue una destacada figura de la Generación del Centenario. Además de legislador y ministro de Gobierno en su provincia, fue diputado nacional por Tucumán y director general de la Defensa Agrícola Nacional. En esa época en que no existía un ministerio de agricultura, este último organismo cumplía la respectiva función. Desde la Defensa Agrícola, López Mañán desarrolló una acción pionera en materia de mecanización agrícola, de política de bosques, de policía vegetal. Quería terminar con las improvisaciones. Advirtió en 1912 que, si su buscaban las causas de los problemas del agro nacional, se hallaba en todas un problema de “técnica” más o menos disimulado, que requería un correctivo científico. Así, propulsó una “investigación permanente”, en reemplazo de la “fragmentaria y episódica” que era habitual. La investigación necesaria, para López Mañán , era aquella que “recoge la información en todas sus fuentes, la sigue día a día en los institutos científicos”. Esto, para “ordenarla, depurarla y mantenerla al corriente de sus múltiples cambios, fluctuaciones y hasta sorpresas, de modo que se traduzca, para los hombres de gobierno como para los del comercio o la industria que la requieren, como una manifestación misma de la vida que desarrolla el país en esta importantísima esfera de su actividad”. A iniciativa de López Mañán, se incluyeron por primera vez en el presupuesto nacional, partidas para diez “estaciones experimentales agrícolas”, además de subestaciones para experiencias especiales. Expresaba que, en cuanto a la localización de las estaciones, éstas se ubicarían “donde, atendiendo a los más gruesos renglones de la producción nacional actual, puedan abrir rumbos a nuevas industrias, especialmente las que puedan provocar el equilibrio en la distribución del trabajo y la producción en el territorio de la República”.