domingo, 22 de junio de 2008

El Frondicismo

Arturo Frondizi fue uno de los pocos hombres que llegaron a la presidencia con un pensamiento estratégico.

Los militares no podían tolerar tres cosas de Frondizi: su voluntad de reintegrar el peronismo al juego político, su independencia de criterio al conducir la política exterior y el perfil ideológico de Rogelio Frigerio, en el contexto de una política económica audaz. Los sectores castrenses más reaccionarios lo vieron procomunista y le exigieron que rompiera con Cuba, tras el famoso encuentro secreto con el Che Guevara en Olivos. Esto se sumaba a los orígenes de Frigerio y su grupo de intelectuales: la revista Qué -pensadores y profesionales de izquierda- y la organización estudiantil Insurrexit.

El frondicismo es un menú a la carta, en el que cada uno puede elegir el plato que más le gusta. La centroderecha opta por su apertura al mundo y al capital extranjero; la centroizquierda, por el rol director del Estado; los liberales conservadores admiran su apuesta por el Estado de Derecho y por la inversión; los peronistas, su audacia y flexibilidad ideológica. Hasta la izquierda tiene de dónde agarrarse, si repasa las influencias ideológicas frigeristas o la relación con Fidel y el Che.

El menemismo lo reivindicó por su apertura al mundo (convocatoria de capitales externos incluida). El kirchnerismo se siente continuador de su tradición en cuanto a pensar el Estado como guía del proceso económico y promotor de la industrialización.

Para los que militan en el ideario de centroderecha, Frondizi fue un visionario que abrió el país al mundo, y tomó la acertada decisión de convocar al país el capital extranjero.

La realidad es que nadie se adentra demasiado en su pensamiento político, sino que cada uno toma lo que le conviene. Inclusive lo reivindican los dirigentes que hoy defienden el campo, a pesar de que tuvo una posición que podría calificarse como antiagro. Lo que enamora es la añoranza de una visión, y Frondizi tuvo una visión.

Un punto de confluencia es, quizá, su pragmatismo. Frondizi ganó las elecciones de 1958 gracias al pacto con el peronismo y desafiando a su propio partido, la Unión Cívica Radical; más tarde, para sostenerse en el poder, retrocedió y negoció con los militares, demostrando que tenía gran flexibilidad política e ideológica. De hecho, supo hacer planes económicos heterodoxos y ortodoxos alternativamente, según sus necesidades políticas, oscilando entre economistas como Frigerio, Alemann y Alsogaray (a quien colocó en el ministerio de Economía por necesidad, y a quien sacó antes de un período electoral).

Su pragmatismo se exhibió con crudeza en la "batalla del petróleo". En su libro Petróleo y política , se convirtió en héroe del nacionalismo petrolero, al que luego enfrentó con una política que permitió suscribir contratos de explotación petrolera con multinacionales extranjeras. De defender el monopolio de YPF pasó a convocar a inversores foráneos para que extrajeran el crudo, aunque se lo vendían a la empresa estatal. Y se enfrentó con el poderoso gremio SUPE, defensor del monopolio petrolero estatal. Superó las resistencias y en poco tiempo logró su objetivo de autoabastecimiento energético.

En cambio, la idea de industrializar el país a partir de un fuerte rol del Estado para sustituir importaciones -doctrina difundida en los años 50- cae bien al progresismo y al peronismo. Frondizi decidió dirigir desde el Estado una política para lograr el autoabastecimiento petrolero y así ahorrar divisas para desarrollar la industria pesada (acero, química, autos). Desafió y cambió el paradigma económico predominante, basado en los recursos naturales como ventaja comparativa argentina.

Frigerio sostenía que ellos hicieron la revolución industrial en la Argentina, al terminar definitivamente con el país pastoril (modelo agroexportador asociado con la Nación conservadora de fines del siglo XIX y principios del siglo XX). Los desarrollistas fueron promotores de la educación técnica, y de hecho convirtieron a la Universidad Obrera Nacional del peronismo -que sobrevivió casualmente a la Revolución Libertadora- en la actual Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

Frondizi, a pesar de su origen radical, no era antiperonista. Frondizi no evoca el gorilismo. El haber intentado reinsertar el peronismo como sujeto político impide que se ubique a Frondizi en el mismo terreno que a la otra figura radical de su tiempo, Ricardo Balbín, más proclive a asociarse a los militares en el intento de eliminar al peronismo de la faz de la Tierra.

El haber sido un político intelectual le ha sumado las simpatías de aquellos que reivindican una política de ideas y doctrinaria. Para Arturo Jauretche con Froindizi por primera vez en la historia un intelectual recibe el apoyo del pueblo o, dicho de otra manera, por primera vez el pueblo no está en contra de un intelectual.

La idea de desarrollo es hoy irresistible, al concluir que el crecimiento es condición necesaria pero no suficiente. El papel que le asigna al Estado el desarrollismo capta adeptos.

Lamentablemente Frondizi apoyó el golpe de 1966 porque habia comenzado a creer en la idea de la modernización autoritaria.

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