sábado, 15 de diciembre de 2007

Las sociedades analfabetas científicas

La ciencia moderna ha dividido a la humanidad en un 10 % que tiene ciencia, y un 90% donde impera el analfabetismo científico, que lo hunde en un mar de desocupación, corrupción y dependencia creciente con respecto al 10 %. Es decir, por un lado, 10%, que se llama a sí mismo primer mundo, que inventa, crea, decide, invade y castiga; por otro lado está un 90%, denominado tercer mundo, en donde la gente se transporta, comunica, cura y mata con computadoras, vehículos, armas y medicamentos que inventaron y desarrollaron los del primero. Las sociedades analfabetas científicas se caracterizan por: (I) carecer de ciencia, (II) no darse cuenta de ello, (III) no preocuparse por desarrollarla y (IV) creer que la realidad se interpreta y maneja solamente con soluciones "económicas". Esta creencia las lleva, fatídicamente, a caer presas de trogloditas como aquel ministro nefasto que mandaba "a lavar platos" a los científicos. El verdadero drama de los países del Tercer Mundo es el analfabetismo científico, porque estamos en un planeta donde no quedan muchas cosas por hacer que no dependan de la ciencia. Sin embargo, si a un pueblo le falta agua, comida, energía o vivienda, sus habitantes son los primeros en reclamar por esas carencias. Pero si les falta ciencia nadie lo detecta, ni tampoco reclama nada. Por otra parte, los que manejan el Estado nos dicen que no van a apoyar a la ciencia porque tienen muchas demandas sociales. Pareciera que primero deben de resolver los problemas y después apoyar la ciencia, ¿pero cómo van a resolver algo en el mundo de hoy si no tienen el más mínimo conocimiento científico?. Durante la Segunda Guerra Mundial, los suizos buscaron refugio en los muchos túneles que hay en las montañas de esa región, para no ser invadidos por los alemanes. Durante esos años, en lugar de lamentarse por su situación, inventaron una infinidad de productos, como la famosa navaja Suiza, el café y la leche en polvo, así como la sopa deshidratada. Cuando la guerra terminó, ellos vendieron sus novedosos productos por todo el mundo y ahora Suiza es un país muy rico. Lamentablemente, en la mayoría de los países de América Latina, cuando se piensa en ciencia, la gente se imagina naves espaciales o virus rarísimos.

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