martes, 27 de noviembre de 2007

¿El Estado versus el Mercado?

Un importante pensador contemporáneo del funcionamiento del mercado, Frank Hahn denunciaba en el año 1985 la manipulación en el debate público de la famosa proposición de Smith según la cual, una sociedad compuesta por individuos auto interesados, persiguiendo sus fines económicos particulares alcanza la prosperidad general gracias a una “mano invisible” u orden superior. Hahn afirma que cualquier persona con sentido común tiene legítimo derecho a poner en duda la proposición y a pensar que una situación tal tiende inercialmente a la anarquía. ¿Será posible que miles de individuos y empresas, interactuando, produciendo y consumiendo, vendiendo y comprando, compitiendo libremente, jugando a maximizar su satisfacción individual y sus utilidades, arrojen, como resultado del juego, algún orden social ?... O en términos puramente económicos: ¿ El resultado de tal juego es la definición de unos precios que igualan cantidades ofrecidas y demandadas por todos los jugadores en todos los mercados, de forma que se obtiene algo así como un equilibrio económico general ?. Una persona dedicada a la política, como actividad profesional, podría afirmar que ello es así, o bien, creerlo a pie juntillas, porque los economistas le aseguran que se trata de un axioma, de un fenómeno objetivo plenamente verificable como, por ejemplo, la ley de la gravitación universal. O de un hallazgo científico como que la penicilina combate y destruye ciertas infecciones sin causar mayores daños al organismo humano. El público tiene derecho a saber que el “equilibrio general” no es verdad en ninguno de estos sentidos; que se trata de una construcción mental que desea representar, a un gran nivel de generalidad, las relaciones e interdependencia de una multitud de agentes económicos (individuos, hogares, empresas, industrias, organizaciones públicas) que actúan en forma autónoma y descentralizada. Su generalidad produce una imagen del conjunto social que captura algunas de sus estructuras relevantes pero ignora otras. Alternativamente, podría explicarse la proposición de Smith como un deber ser de las cosas según la filosofía política liberal en su versión más radical. En este caso, el público debería recibir una proposición del siguiente estilo: “Las actividades económicas de individuos libres, autónomos, deberían articularse entre sí y producir orden social sin la indeseable intromisión estatal que coarta la libertad humana”. Es decir, se puede considerar al “equilibrio económico general” como un resultado deseable desde una perspectiva ideológica particular, pero esto es una cosa distinta de asegurar que dicho equilibrio es una ley natural o social que opera plenamente cuando se erradica absolutamente la injerencia estatal. La idea de una “mano invisible” ordenadora es acompañada de una explicación más terrenal: “La gran multiplicación de la producción de todos los diversos oficios, derivada de la división del trabajo, da lugar en una sociedad bien gobernada, a esa riqueza universal que se extiende hasta las clases más bajas del pueblo. Cada trabajador cuenta con una gran cantidad del producto de su propio trabajo, por encima de lo que él mismo necesita; y como los demás trabajadores están exactamente en la misma situación, él puede intercambiar una abultada cantidad de sus bienes por una gran cantidad de bienes de los demás y una plenitud general se difunde a través de los diferentes estratos de la sociedad”. SMITH (1776). Es el inevitable dilema de los modelos fabricados por el pensamiento científico: las ganancias en visión de conjunto significan pérdidas de detalles esenciales y el analista debe elegir qué observar y qué “abstraer” o ignorar. La verdad sobre el asunto es que el mismo Smith hace salvedades. El libre juego de las fuerzas del mercado conduce a la prosperidad material general “en una sociedad bien gobernada”. No sorprende que un pensador de su talla considerara al accionar estatal una variable absolutamente crucial en el análisis económico. Lo sorprendente es que un sector de la comunidad "científica" intente hoy vender al público la idea que el Estado, per-se, por naturaleza, impide la prosperidad económica.

Fuente

No hay comentarios.:

Entradas Relacionadas

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...