sábado, 20 de octubre de 2007

El Premio Nobel de Economía: ¿matemáticas o ideología?

El Premio Novel de Economía no fue establecido por Alfred Nobel —el creador de la dinamita— sino creado en 1968 por el Banco Central de Suecia “en Memoria de Alfred Nobel” para ser otorgado por la Academia Real de Ciencias de Suecia. Desde entonces se constata la tendencia a premiar teorías e interpretaciones destinadas a desvincular la economía de la política, a hundir la economía política e instaurar la econometría y el uso de las matemáticas en una pretendida ciencia inapelable, cuando es bien sabido que la economía es el arte del uso de la política y por lo tanto del forcejeo entre desiguales fuerzas económicas y sociales, para crear y distribuir recursos.

Una lectura de los 40 Nobel de economía otorgados desde 1969 confirma esa sospecha, y sobre todo que nunca le haya sido otorgada esa distinción a John Kenneth Galbraith, el gran economista y pensador canadiense que sirvió en cuatro gobiernos en EU y contribuyó a crear algunos de los programas sociales y los principios de gobernabilidad para la redistribución de la riqueza.

Por eso es comprensible que el Nobel de este año a los economistas estadunidenses Leonid Hurwicz, Eric S. Maskin y Roger B. Myerson es otro más a los que hacen posible que el modelo [neoliberal] siga funcionando. Estos economistas fueron premiados por una “teoría” sobre el proceso de toma de decisiones que permita, en mercados imperfectos, crear “mecanismos de funcionamiento más eficientes” y llegar a la “competencia perfecta en el campo real”.

Un ejemplo de esta “teoría” del “diseño de mecanismos” para llegar a la competencia perfecta, como explicó uno de los Nobel, es asegurar que el “pastel” de los recursos sea dividido de manera justa, lo que se lograría dejando que una persona corte el pastel, y que la segunda elija la parte con la cual quiere quedarse.

George A. James, de Port Hope, Ontario, que quién sabe no sea economista pero es muy perspicaz, envió una cartita al diario Globe and Mail comentando este ejemplo usado para elogiar la teoría premiada con el Nobel: “Quizás esta teoría sea verdad. En mi casa, empero, mi esposa siempre corta el pastel y yo siempre escojo la porción más pequeña, porque es ella quien tiene el cuchillo en la mano”.

Dicho de otra manera, en el mundo real las supuestas “decisiones racionales” fundamentadas en las matemáticas y la física que sustentan la teoría de los “mercados perfectos” de los economistas neoclásicos, están sujetas a las influencias y amenazas potenciales de los poderes, a la especulación y el delito, a los necesarios forcejeos y compromisos entre contradictorios intereses.

En 1999 los economistas estadunidenses Robert C. Merton y Myron S. Acholes, recibieron el Nobel por su método para determinar el valor de los derivados, esos instrumentos financieros que ahora están en el epicentro de la crisis financiera provocada por la especulación inmobiliaria y las hipotecas subprime en EU. Ambos eran directores del fondo especulativo Long-Term Capital Managment (LTCM) que daba ganancias de 40 por ciento, hasta que en 1998 perdió 4.6 mil millones de dólares en pocos meses, para fundirse en el 2000 en medio de una crisis que para ser contenida necesitó de la intervención de la Reserva Federal. Y no devolvieron el Nobel.

O podemos recordar las teorías sobre el equilibrio (win-win) que defendió el Nobel (1970) Paul Samuelson, para justificar la liberalización total de los mercados mundiales, aduciendo que nadie perdía porque cada uno de los actores tenía lados fuertes y débiles, y lo que se perdía por un lado (empleos y salarios) se ganaba por el otro (bajos precios en artículos importados), hasta que apareció China, que ahora Samuelson reconoce no tiene lados débiles. Y ni que hablar del resultado social, político y económico de las teorías y políticas del Nobel (1976) Milton Friedman o, en el descalabro actual del sistema basado en el dólar estadunidense, del armazón teórico del monetarista y Nobel (1999) Robert J. Mundell.

La manía de simplificar la realidad para adaptarla a su propio modelo es una practica constante de los economistas neoliberales. Este es el tipo de economistas que la Academia Sueca acostumbra a premiar.

Fuente

1 comentario:

Tincho dijo...

Buenas... buen blog.
Peco de no tener tiempo y leer su post por encima pero tengo una semiposicion al respecto del tema. La academia sueca solo premia al mainstream. Me parece raro que ningun Postkeynesiano, Marxista o Regulacionista, Evolucionista y otros heterodoxos no han resivido ningun galardon.
Despues le comento con mas detalle. Saludos

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